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Lunes 7 de mayo de 2007

Un derivado de la lactosa podría ser útil contra el Chagas

Avance de investigadores argentinos en ratones, previene la acción del parásito sobre el sistema inmune y, en cultivo de células, logra inhibir la infección.

Por Gabriel Stekolschik (*)

  Hace poco más que cinco años, la investigación sobre el Chagas era noticia. Porque el equipo del doctor Alberto Frasch, investigador del Conicet, y director del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Universidad de San Martín (UNSAM), había logrado describir en detalle la estructura tridimensional de la transialidasa, una enzima que es clave para la supervivencia, dentro del organismo infectado, del Tripanosoma cruzi (el parásito causante de la enfermedad).

  Aquel descubrimiento del grupo de Frasch fue crucial, porque permitió identificar con precisión el sitio de la enzima que le permite al parásito evadir las defensas del huésped. Desde entonces, los investigadores iniciaron la búsqueda de algún compuesto químico que pudiera bloquear específicamente ese punto débil del parásito y, así, discapacitarlo. Ahora, algunos resultados experimentales indican que ese compuesto ya tiene nombre, y que sólo falta ponerle el apellido.

El nombre

  "Conocer el sitio activo de la enzima, nos permitió imaginar qué tipo de compuestos podían ser efectivos para bloquearla. Sin embargo, después de muchos intentos, no pudimos crear un inhibidor por ningún método convencional", confiesa Frasch. "Entonces, empezamos a probar con drogas conocidas que, por su estructura química, fuera factible que bloquearan a la transialidasa. Y encontramos una", revela. La sustancia en cuestión es el Lactitol, un derivado de la lactosa que, en cultivos celulares, logró inhibir la infección por el parásito del Chagas. Los resultados del estudio, producto del trabajo conjunto entre el equipo de Frasch y el de la doctora Rosa Muchnik de Lederkremer, profesora emérita de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA, e investigadora del Conicet, fueron publicados en la revista científica Glycobiology.

  Pero eso no es todo. Otro trabajo, publicado por el grupo de la UNSAM en la revista Cellular Microbiology, demostró que el Lactitol previene, en ratones, la muerte de las células del sistema inmune, que es causada por la transialidasa del parásito durante las primeras etapas de la infección.

  "En realidad, el Lactitol no actúa como inhibidor, sino como un sustrato alternativo que la enzima prefiere", aclara Frasch. En otras palabras, es un compuesto que, si bien no bloquea a la transialidasa, logra "distraerla de sus tareas habituales".

¿El apellido?

  Los efectos diferentes obtenidos con el Lactitol (cuando es aplicado en cultivos celulares, y cuando es administrado "in vivo") obedecen a una causa: "El Lactitol es eliminado muy rápidamente por la orina", explica Frasch. Es decir, a diferencia de lo que ocurre con las células aisladas, en el animal completo el Lactitol es rápidamente excretado y, por lo tanto, "apenas" tiene tiempo para actuar sobre el parásito durante las primeras etapas de la infección (cuando el Trypanosoma ataca al sistema inmune).

  Para resolver este problema, los investigadores están realizando modificaciones a la molécula de Lactitol con el fin de aumentar la vida media del compuesto en el organismo vivo. "Hemos conseguido sintetizar algunos derivados del Lactitol para que el doctor Frasch los pruebe en los ratones de su laboratorio", anuncia Lederkremer, en su laboratorio del Departamento de Química Orgánica de la FCEyN. "También, vamos a enviarle algunos compuestos que hemos sintetizado, que son similares a los sustratos naturales de la transialidasa, cuya acción inhibitoria in vitro hemos probado recientemente", informa.

  Por ser exclusiva de algunas especies de Trypanosoma y, por lo tanto, estar ausente en las células de los mamíferos, la transialidasa resulta un blanco molecular muy interesante para la terapéutica, pues podría bloquearse su acción sin consecuencias para el paciente.

  Hasta el momento, los recursos terapéuticos para tratar el Chagas son dramáticamente limitados, pues consisten esencialmente en apenas dos medicamentos que se administran durante la fase aguda de la enfermedad: benznidazol y nifurtimox; este último -para empeorar las cosas- fue discontinuado en su producción a partir de 1997.

  Además, por tratarse de sustancias cuya utilidad para el mal de Chagas fue descubierta -hace más de tres décadas- de manera empírica, no tienen una actividad específica contra el Trypanosoma cruzi y, por lo tanto, en muchos casos no son efectivas, o provocan importantes efectos colaterales en el paciente. Para colmo de males, la mayoría de las compañías farmacéuticas no está interesada en invertir en investigación y desarrollo de nuevos fármacos para tratar esta dolencia porque, por tratarse de una enfermedad relacionada con la pobreza, no es un asunto comercialmente atractivo.

  Mientras tanto, el mal de Chagas es un problema de salud, endémico para toda Latinoamérica, que produce alrededor de 50.000 muertes anuales. Se estima que 20 millones de personas la padecen, y que otros 100 millones de habitantes del continente están en riesgo de contraerla.

(*) Centro de Divulgación Científica - SEGB - FCEyN.

Nota publicada en La Nación el 3 de mayo de 2007.

 

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