A la página principal

puntitogris.gif (801 bytes)

Noticias        Recomendados         Agenda        Documentos

puntitogris.gif (801 bytes)

PUBLICACIONES

Cable Semanal

Exactamente

Archivo Educyt

Archivo
MicroSemanario

Buscador
powered by FreeFind


Búsqueda Local
Búsqueda Web

Lunes 4 de diciembre de 2006

Más del 80% de la población infantil de la Villa 21/24 de Barracas está infectada con parásitos intestinales

Es el resultado de un estudio multidisciplinario llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y por integrantes de la Comisión de Salud de la Villa. En uno de cada cuatro chicos mayores de dos años se encontraron tres o más especies diferentes de parásitos..

Por Gabriel Stekolschik (*)


La falta de servicios sanitarios aumenta el riesgo de parasitosis.

  Un trabajo efectuado por científicos del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN), en el marco de los Proyectos de Investigación de Urgencia Social de la Universidad de Buenos Aires, revela que el 83,3% de los niños que habitan la Villa 21/24 de Barracas está afectado por alguna parasitosis intestinal. El mismo análisis señala que más de la mitad de esos chicos (52,7%) está parasitado por más de una especie, y que uno de cada cuatro infantes mayores de dos años hospeda a tres o más parásitos diferentes en sus intestinos. El informe final, que también describe las causas de este problema sanitario, será presentado al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Parte de la gran urbe

  Emplazada sobre una de las márgenes del Riachuelo, la Villa 21/24 de Barracas se asienta sobre terrenos de relleno -constituidos por escombros y desechos domiciliarios-, y está habitada por unas 5000 familias, la gran mayoría de las cuales forma parte de lo que se ha dado en llamar "población por debajo de la línea de indigencia". La generalidad de hogares con necesidades básicas insatisfechas se manifiesta, por un lado, en la ausencia de servicios municipales básicos tales como la recolección domiciliaria de residuos. Por otro lado, sólo algunas viviendas cuentan con sistema cloacal, en tanto que, en diversos sectores, los líquidos fecales corren por canaletas a cielo abierto. De igual manera, el acceso a la red de distribución de agua potable suele hacerse de modo "casero", a través de mangueras u otros materiales no apropiados para ese fin, lo que aumenta la probabilidad de contaminación del agua que transportan.

  En ese contexto, los investigadores de la FCEyN diseñaron un estudio para conocer el perfil epidemiológico de las parasitosis intestinales de los chicos de la Villa, e identificar los factores de riesgo causantes de la enfermedad. "El trabajo también incluyó talleres educativos tendientes a disminuir la incidencia de esta afección", señala la doctora Alcira Nesse, directora del proyecto.

  Para llevar a cabo la tarea, fue indispensable la participación de los integrantes de la Comisión de Derechos Humanos de la Villa, que también formaron parte del equipo de trabajo: "Sin ellos no hubiéramos podido hacer nada", deja bien en claro la doctora Graciela Garbossa, directora de un área del proyecto.

Años de trabajo

  Todo comenzó en 2003, cuando Nesse y Jorgelina Matusevicius, integrante de la Comisión de Salud de la Villa, lograron cristalizar una idea que las acompañaba desde hacía largo tiempo.

  Primero fue el diseño estadístico -a cargo de la doctora Ana Haedo- que determinó los domicilios a censar, y las muestras individuales a recolectar. Después, acompañados por vecinos del lugar, los investigadores ingresaban en los hogares elegidos donde efectuaban una encuesta muy elaborada, que permitió conocer aspectos sociodemográficos de quienes habitaban la casa, como así también particularidades de construcción de la vivienda, el modo de disposición de las excretas, las formas de abastecimiento de agua, si había animales domésticos o roedores, y cualquier otro factor de riesgo de parasitosis intestinales.

  Luego, se entregaban a la madre los elementos necesarios para la recolección de las muestras fecales de los niños, acompañados por un instructivo en formato de historieta diseñado por el grupo de estudiantes liderado por la doctora Garbossa.

  Finalmente, el material era retirado para su posterior procesamiento y análisis en la FCEyN. "Yo llevaba los informes con los resultados a la casa de Beatriz Schloss, pediatra del Centro de Salud que atiende a los habitantes de la Villa, y entonces ella citaba a las madres para darles el tratamiento para todos los chicos de la vivienda", relata Garbossa.

Ojos que no ven…

  Por una parte, un Estado que mira para otro lado. Por otra parte, el escaso nivel de conocimiento de los habitantes de la Villa sobre los medios de transmisión de las parasitosis, y de los efectos sobre la salud que ellas causan -sumado a la necesidad de resolver problemas más acuciantes-, producen una ausencia de demanda para la resolución de esta afección. "La invisibilidad del problema para los afectados y sus familias, y la consecuente falta de consulta y tratamiento, es lo que conduciría a que, a medida que aumenta la edad del niño estudiado, observemos que la cantidad de especies que parasitan sus intestinos sea mayor", explica Garbossa.

  Las parasitosis intestinales constituyen la tercera causa de morbilidad a nivel mundial, y son las infecciones más comunes entre las comunidades de menos recursos: "Dependiendo del estado de salud del chico, y del parásito que lo está infestando, puede verse afectado su crecimiento, o agravarse alguna enfermedad crónica que pueda estar padeciendo", consigna la médica Beatriz Schloss.

Enseñar y aprender

  El trabajo de investigación no sólo sirvió para poner en evidencia un problema sanitario grave y denunciar sus causas. También ayudó a la formación de los estudiantes que colaboraron de manera voluntaria en la realización de los análisis y en el dictado de los talleres de prevención. Asimismo, posibilitó que un grupo de madres de la Villa 21/24 concurriera a las reuniones que se efectuaban en la FCEyN para planificar las tareas. "Salir del laboratorio para realizar una tarea comunitaria fue de por sí muy enriquecedor, y además permitió generar una nueva línea de trabajo en el Departamento", ilustra la doctora Nesse.

  En tanto, para Matusevicius, el trabajo "contribuyó a desarrollar la organización barrial, a repensar los problemas comunes, y a encontrar salidas colectivas a los mismos".

  Lamentablemente, y por causas ajenas a la voluntad de todos los participantes, uno de los objetivos del proyecto no pudo cumplirse: "Pensábamos que íbamos a identificar conductas de riesgo, y que con los talleres educativos disminuiríamos la prevalencia de parasitosis. Pero nos dimos cuenta de que el problema es estructural, y que la solución puede darla fundamentalmente el Gobierno de la Ciudad", concluye Garbossa.

(*) Centro de Divulgación Científica - SEGB - FCEyN.

Nota publicada en La Nación el 4 de diciembre de 2006.

 

ÁREA DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN
TEL: 4576-3337/3399 - E-MAIL: medios@de.fcen.uba.ar

SECRETARÍA DE EXTENSIÓN, GRADUADOS y BIENESTAR
FACULTAD DE CIENCIAS EXACTAS Y NATURALES
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES