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Viernes 11 de noviembre de 2005

Todo lo que encierran los hidratos de carbono

¿Qué pueden tener en común los compuestos antivirales, antitumorales, antiparasitarios, con polímeros biodegradables que pueden limpiar de metales las aguas o sustancias que incentivan la obtención de crudo de pozos petrolíferos? A simple vista parecería que nada. Sin embargo, cada uno de esos temas son líneas de trabajo del Centro de Investigaciones en Hidrato de Carbono (CIHIDECAR) de la FCEyN porque comparten esa molécula que en su mayor parte está conformada por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno.

Por Cecilia Draghi (*)


Norma D`Accorso.

  El hidrato de carbono encierra un mundo de posibilidades en plena exploración y no pocos hallazgos. Para algunos, su nombre es sinónimo de causante de kilos de más, otros lo definen como el combustible natural del organismo pues permite mantener la actividad muscular o la temperatura del cuerpo. Pero quienes lo conocen al desnudo no ocultan su admiración.
  “El hidrato de carbono es una molécula muy atractiva por su versatilidad. Para un químico que hace síntesis orgánica muestra dos ventajas muy grandes: su estructura presenta lugares en donde pueden realizarse modificaciones, es decir, a partir de una reacción puede adherírsele otro componente y lograr un nuevo compuesto. Por otro lado es importante porque presenta diferentes posibilidades en la distribución espacial de los sustituyentes en los diferentes carbonos de la molécula”, describe la doctora Norma D`Accorso, vicedirectora de CIHIDECAR, que trabaja en conjunto con entidades de Estados Unidos, España y Cuba, entre otros.

  “Un equipo cubano –ejemplifica- había desarrollado un compuesto antitumoral que era muy poco soluble. Se planteó, entonces, incorporar el derivado de un azúcar con propiedades hidrofílicas, es decir que le encanta el agua. De este modo, podría aumentar la solubilidad y, por ende, posibilitar su aplicación. Tras hacer algunas cambios en los hidratos, surgió un compuesto que hoy está patentado”, precisa sobre este estudio, fruto de un subsidio bilateral de la Secretaría de Ciencia y Técnica (SECYT) con Cuba. Ahora están colaborando en estudios de componentes que sirvan para combatir la malaria.

  De fácil obtención a partir de la caña de azúcar y a un bajo costo, el hidrato de carbono no deja de ofrecer posibilidades como la limpieza de aguas contaminadas con metales, haciendo las veces de “aspiradora” biodegradable. Pero la caña no es el único sitio donde es posible hallarlo, sino que se lo encuentra en numerosos lugares como las profundidades marinas Más precisamente, ciertas algas de la costa atlántica y antártica tendrían una composición con propiedades antitumorales y antivirales. “Estamos iniciando un estudio en este sentido porque hay esponjas marinas que muestran compuestos con una actividad antitumoral espectacular. La idea es lograr sintetizar químicamente este producto dado que es difícil obtenerlo naturalmente en grandes cantidades. Una vez que se pueda sintetizar, comenzará la investigación para establecer sus propiedades así como encontrar variantes más efectivas”, anticipa.

En busca de fármacos contra parásitos

  “De 1,3 a dos millones de personas se ven afectadas en el mundo por helmintos (gusanos parásitos). Si bien no presenta alta mortalidad, la afección puede generar grandes trastornos. Es importante encontrar fármacos efectivos”, señala. Con este objetivo colaboraron con el Instituto de Química Médica de Madrid. “Ellos –relata- habían sintetizado ciertos núcleos de un componente que mostraba cierta actividad antiparasitaria pero no era suficiente. En una charla informal surge el tema, y se plantea qué pasaría si en vez de sustituyentes pequeños, se coloca un hidrato de carbono, que es más voluminoso”.

  Las pruebas comenzaron y el envío de muestras de un lado a otro del Atlántico dio sus resultados, que fueron publicados en Biorganic & Medicinal Chemistry. No sólo experimentos en laboratorio, sino que las tareas comprendieron simulaciones virtuales en la computadora. “Todos los compuestos tienden a estar en su forma de menor energía, que sería algo así como su postura más cómoda. La disposición que adopten tiene una forma espacial y resulta importante para determinar si es o no activo químicamente. La computadora permite modelar las distintas formas”, explica.

  Tras los pasos de rigor, los resultados mostraron que el compuesto combinado con hidrato de carbono era de dos órdenes mayor en actividad antiparasitaria. “Esto significa que resultaba cien veces más efectivo”, grafica.

  Sin ocultar la pasión por su objeto de trabajo desde hace más de dos décadas, D´Accorso, investigadora del CONICET, menciona que el hidrato de carbono “tiene sus particularidades que a veces dificultan la tarea. Pero luego de muchos años de trabajo, uno le conoce sus vueltas”, concluye.

Otra ventaja más

  El lugar que ocupen las moléculas en el espacio no es un dato menor. “En la naturaleza no sólo importa la clase y cantidad de átomos de un compuesto sino cómo es su distribución espacial. La talidomida es un compuesto que puede existir en dos distribuciones espaciales diferentes (como nuestras manos, una es imagen especular de la otra, sin embargo no pueden superponerse). Una de ellas calma los malestares típicos de las primeras etapas del embarazo, mientras que la otra (imagen del espejo) provoca malformaciones congénitas. Dado que en Alemania, en la década del 60, se suministraba como una mezcla de las dos formas, los resultados fueron desastrosos. El hidrato de carbono, como tiene varios centros asimétricos, permite preparar productos con una única distribución espacial y no una mezcla de los dos”, compara la doctora Norma D´Accorso.


Convenio con Cuba

  En el marco del Convenio Interinstitucional de Cooperación Científica y Tecnológica entre la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Argentina y el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, grupos de investigadores de ambas naciones latinoamericanas vienen desarrollando tareas de cooperación.

  El convenio, que busca “ampliar y fortalecer las relaciones entre las comunidades científicas de ambos países, facilitando el intercambio entre grupos de investigación argentinos y cubanos” , financia viajes para llevar a cabo “la ejecución de proyectos conjuntos que vinculen a los centros de investigación y desarrollo tecnológico con el sector empresarial argentino y cubano”.

  Entre los proyectos que reciben aportes en el marco del convenio argentino-cubano se encuentran: Desarrollo de materiales porosos para procesos medioambientales a partir de materias primas de bajo costo, bajo la dirección de Karim Sapag (UN de San Luis); Obtención y utilización del etanol y su empleo como materia prima de productos de alto valor agregado, Dir. Miguel Ángel Laborde (UBA); Reptiles mesozoicos de Argentina y Cuba: apertura del Caribe, Zulma Nélida Brandoni (UNLP), entre otros.


Más información sobre el tema:

(*) Centro de Divulgación Científica - SEGBE - FCEyN.

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