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Jueves 9 de octubre de 2003

Premio Nóbel de Medicina y Fisiología
Premian a pioneros de la resonancia magnética

Los descubrimientos de este químico de 74 años y del físico, de 69, realizados a principios de la década del 70, dieron la base para el desarrollo de la técnica de imágenes de resonancia magnética que hoy permite examinar a pacientes sin tener que someterlos a cirugías. Más de 60 millones de estudios se hacen al año en el mundo con 22.000 equipos diseminados por todo el planeta.

Por Cecilia Draghi (*)

  El Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2003 fue otorgado al estadounidense Paul C. Lauterbur y al británico Peter Mansfield por sus hallazgos que condujeron al desarrollo de los equipos de imágenes de resonancia magnética (IRM). Estos aparatos hoy permiten espiar el interior del cuerpo humano en pleno funcionamiento con lujo de detalles y sin provocar dolor, marcas, ni riesgo alguno para el paciente.

  "Este año los laureados son distinguidos por sus cruciales logros en el desarrollo de aplicaciones médicas de importancia. En los comienzos de 1970, ellos hicieron fundamentales descubrimientos en la técnica de visualizar diferentes estructuras que dieron la base para el desarrollo de la resonancia magnética en un útil sistema de imágenes", destaca la Academia Sueca, al anunciar los nombres de los galardonados que se repartirán 1.300.000 dólares.

  Lauterbur (74), químico quien hoy se desempeña en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, mostró en 1973 cómo se pueden crear imágenes bidimensionales produciendo variaciones espaciales en un campo magnético. En ese entonces se desempeñaba en la Universidad Estatal de Nueva York.

  Por separado, el físico Mansfield (69), actualmente en la Universidad de Nottingham, Gran Bretaña, demostró cómo las señales recogidas pueden analizarse matemáticamente y de allí ser convertidas en una imagen. Y aún más, que este proceso puede hacerse en forma rápida.

Por qué IRM

La forma abreviada con que se conoce esta técnica de imágenes de resonancia magnética es IRM. "En realidad debería decirse resonancia magnética nuclear, pero se quitó esta última palabra por temor de que se la asocie con una sustancia radioactiva dañina cuando no lo es", explica el doctor en física, Rubén Contreras de la Facultad. En esta expresión "Nuclear" proviene de que una parte del núcleo del hidrógeno (su momento magnético) resuena en el campo magnético pero no hay asociado a este hecho ningún fenómeno de radioactividad.

  "El fenómeno de la resonancia magnética ya se conocía, pero estos dos científicos consiguieron trasladar a imágenes qué es lo que estaba sucediendo, y revolucionaron la radiología. Con esta técnica el paciente no recibe radiación ionizante", indica el doctor Oscar Zamboni, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en la formación de médicos especializados en esta materia.

  Este método no sólo es totalmente inocuo, sino que captura imágenes de las entrañas del organismo sin invadirlo ni producir molestias, y con detalles de nitidez asombrosas. "Antes se empleaban técnicas cruentas. Por ejemplo se inyectaba una sustancia de contraste en la columna y se seguía su trayectoria con rayos X. Esto podía generar no sólo molestias al paciente sino también riesgos de infección. Por otra parte, la capacidad diagnóstica era muy precaria", describe el médico Francisco Meli, jefe de Resonancia Magnética y Tomografía de FLENI. "Era como estar mirando con una lupa -historia-. Luego se saltó al tomógrafo, que fue algo así como el microscopio óptico. Más tarde, se alcanzaron las imágenes de resonancia magnética que serían comparables por su precisión con lo que permite observar el microscopio electrónico".

  Hoy este ojo electrónico evita cirugías exploratorias y llega a órganos hasta hace pocas décadas bastante rehuidizos como el cerebro, convirtiéndose en un examen de rutina para el diagnóstico médico. Al año, se llevan adelante alrededor de 60 millones de estudios en los 22 mil equipos diseminados en todo el planeta. Y a todo este mundo abrieron la puerta los trabajos pioneros de Lauterbur y Mansfield.

Todo para ver

  Cuando una persona es sometida a un estudio de resonancia magnética, en realidad ingresa a un campo magnético en el cual su cuerpo registra variaciones. En estas circunstancias, se emiten ondas de radiofrecuencia que son captadas por la bobina que rodea el cuerpo del paciente. Estas señales luego serán analizadas y traducidas en una imagen por computadora.

Cuando los pacientes
son físicos

A mediados de 1980 arribaron a la Argentina los primeros equipos de resonancia magnética. La novedad, el aspecto del aparato, no dejaba de producir sorpresa y admiración entre los primeros que debían acudir a este método. "Con el paso del tiempo se convirtió en un examen de rutina y con esto se fueron acallando las voces de asombro. Los únicos que siguen maravillándose son los físicos cuando son pacientes, porque valoran la complejidad del equipo", menciona el doctor Oscar Zamboni

  Pero este fenómeno es posible gracias al material del cual estamos hechos los seres humanos. Más del 60 por ciento del cuerpo está conformado por agua, cuyas moléculas están compuestas por un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno. Éste último precisamente es el que resulta crucial en esta técnica. "El átomo de hidrógeno presenta la característica de contar con un núcleo que tiene un gran momento magnético -al compararlo con los de otros núcleos-. Este es una especie de pequeño imán que puede considerarse como una sonda que la naturaleza puso a nuestro alcance y que nos permite ver cómo funcionan muchos procesos moleculares", indica el doctor Rubén Contreras, profesor titular plenario de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. "Los imancitos que están dentro de los núcleos atómicos de la sustancia a analizar tienden a orientarse cuando se los somete a un campo magnético estático. Si simultáneamente se irradia la muestra con una radiación de frecuencia adecuada (en la zona de radiofrecuencias), los imancitos pueden absorber energía, cambiando su orientación. Esa absorción de energía puede detectarse electrónicamente obteniéndose el espectro de RMN de la sustancia. Si los imancitos se dejan librados a sí mismos (apagando la radiación), tienden a tomar la orientación definida por el campo magnético estático. En esa forma emiten señales que pueden detectarse y que son típicas de lo que pasa alrededor de la molécula que contiene dicho átomo de hidrógeno. Por ese motivo, en el caso de IRM, esas señales son diferentes para los diferentes tejidos. Esas señales son las que, adecuadamente procesadas, producen las imágenes tan útiles en el diagnóstico médico", agrega, quien también es investigador superior del CONICET.

  Con esta técnica hoy los especialistas pueden hacer foco en un tejido y saturar el resto, o evaluar un cerebro con cortes desde 1,5 mm, "Uno está viendo el órgano en vivo", subraya Zamboni, sin ocultar su admiración por esta posibilidad luego de cuarenta años de médico y recién retirado como subjefe del departamento de Imágenes del Hospital de Clínicas. "El gran avance no es la obtención de imágenes anatómicas sino funcionales que permiten observar cómo es la llegada de la sangre a un órgano determinado, o cómo se mueve el agua en el cerebro, que en caso de infartos cerebrales tiende a moverse más lentamente", dice el doctor Meli. Excepto en personas con prótesis metálicas o que sufren de claustrofobia, esta técnica no presenta contraindicaciones y "evita cirugías innecesarias, a la vez que detecta precozmente enfermedades que antes sólo se registraban en estado avanzado", remarca Meli.

  En la práctica médica actual, estos estudios pueden llevar de 30 a 40 minutos, muy lejos de las cinco horas que demoró este método cuando debutó un 3 de julio de 1977, haciendo uso de una máquina que hoy se encuentra en la Smithsonian Institution, de los Estados Unidos. Y "aún es mucho lo que se puede avanzar en esta técnica, porque hasta ahora sólo se hace resonar el hidrógeno, pero también se puede hacer este procedimiento con el fósforo", adelanta Zamboni.

(*) Centro de Divulgación Científica - SEGBE - FCEyN.

 Más Información en la Red

Sitio Nobel
http://www.nobel.se

http://www.nobelprizes.com/nobel/nobel.html

 

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