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14 de marzo de 2002

De Los Apeninos a Los Andes
O de Trieste a la Antartída, Tierra del Fuego, La Plata...
(Por Alejandra Sofía, Observatorio Astronómico de La Plata)

  Algo siempre se está moviendo debajo de nuestros pies. A veces la energía se libera de tal forma que nos presenta su rostro más temible: los terremotos. El planeta alberga zonas críticas en ese aspecto pero gracias a un trabajo mancomunado, los sismólogos se desvelan para entender cada vez más cómo suceden estos movimientos de diversa intensidad y, por supuesto, dar pasos hasta lo que por ahora es imposible: saber cuándo sucederán.


Marino Russi, Sismólogo italiano

Una ruta para rastrear el latir de la Tierra

  El Dr. en física Marino Russi, sismólogo italiano, transita la Facultad de Cs. Astronómicas y Geofísicas (FCAyG) de la UNLP, con un paso tranquilo y como si estuviera "en casa"; es que desde hace años su actividad en el Departamento de Oceanografía del Instituto Nacional de Oceanografía y de Geofísica Experimental de Trieste, lo vincula con el grupo de investigadores del Departamento de Sismología e Información Meteorológica de la citada Facultad.

  Juntos trabajan desde hace 5 años cuando instalaron la estación sismológica en la Base Orcadas, en la campaña antártica de verano 1996/97.

  "Queremos desarrollar conjuntamente una red regional en Tierra del Fuego con unas seis estaciones donde podrán intervenir otras instituciones argentinas que se interesen en el estudio de la zona y en la región antártica".

  El Dr. Russi reseña que el Instituto que representa posee tres convenios, "uno con la Facultad de Astronomía y Geofísica para mejorar el equipamiento en la estación sismológica ubicada en la estancia Despedida, la cual realiza estudios que están relacionados con la situación geológica y sismológica de Tierra del Fuego, que en 1949 tuvo un terremoto muy importante de magnitud 7 a 8. Además mejoraremos los instrumentos ubicados en el Observatorio geofísico de Trelew que depende de la Facultad." En la región de Tierra del Fuego hay un conjunto de fallas que se interpretan como la evidencia superficial de las placas tectónicas Sudamericana y de Scotia. De esas fallas la más grande -600 Km a través de Tierra del Fuego en territorio argentino y chileno- se conoce como sistema de fallamiento Magallanes-Fagnano. "Si hoy se registrara un sismo de aquellas características sería más peligroso porque hay población, por eso es interesante tener una red en Tierra del Fuego y conocer mejor la sismicidad de esa región conectada con la sismicidad antártica". El segundo acuerdo que menciona Russi es con el Instituto Antártico Argentino para el desarrollo de la red antártica; desde 1992 instalaron tres estaciones de banda ancha en Base Esperanza, Ushuaia, y Base Orcadas, ésta última con colaboración de la Facultad platense. El tercer acuerdo es con el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC). "De la FCAyG depende la Estación Astronómica de Río Grande y junto al CADIC pueden manejar muy bien esa Red."

  En el Mar de Scotia, por ejemplo, interactúan las placas principales Antártica y Sudamericana. O sea que la región de Tierra del Fuego es una región tectónica muy compleja y requiere de una red sismométrica local con estaciones de banda ancha y corto período permanentes, que son el único camino para proveer información sismológica y realizar monitoreos de la sismicidad de la zona. La zona tiene pocos datos en general y se subestima su sismicidad. El Dr. Russi aclara que Italia tiene varias actividades que la involucran con el continente blanco y todo se financia con el Programa Nacional para la Investigación en Antártida (PNRA).

  El Departamento de Sismología de la FCAyG de la Universidad Nacional de La Plata instaló dos estaciones en el Sur: una en Trelew (1999) en cooperación con el Programa Nacional Italiano de Investigación Antártica que proveyó el instrumental. La segunda estación se ubicó en la ciudad de Río Grande (Tierra del Fuego) en la Estancia Despedida, ubicada a unos 50 Km de esa ciudad (1999). Los datos obtenidos se guardan y luego son extraídos y enviados a La Plata.

  "En este viaje mi máxima tarea fue evaluar los resultados e implementar la idea de dos estaciones con registro en tiempo real y registro digital. Es el punto más delicado de los próximos dos años. Queremos optimizar la utilización del instrumental -cada vez tenemos más en la región- y reforzar la cooperación entre las instituciones argentinas. Es imprescindible que se compartan los datos para el progreso de esta ciencia. Nosotros en Italia no lo hicimos por mucho tiempo hasta que nos convencimos de que no se pueden hacer estudios sismológicos satisfactorios sin el intercambio libre de esos datos. No se trata sólo del instrumental sino entender que la información no sirve si se la utiliza unilateralmente. De ahí el esfuerzo de argentinos e italianos para avanzar en estos temas y compartirlos con las redes mundiales."

Como si fuera un electrocardiograma terrestre

  No es un afán caprichoso registrar datos sino una estricta necesidad de monitorear información que luego será la base de múltiples investigaciones que se comparten con científicos de todo el mundo.

  Marino Russi se especializa en el área instrumental para la sismología "Dividí mi actividad entre lo técnico y la investigación del dato obtenido pero finalmente tuve que decidir por una sola tarea. La parte instrumental de la sismología tuvo gran cambio a partir de los años '70 a '80 con la revolución informática. Se empezaron a ver los primeros tipos de sensores que miden todo el espectro de la frecuencia de la señal que interesa al sismólogo; en la década del '90 esta instrumentación se perfeccionó y fue distribuida a precios accesibles a las instituciones más importantes. Los instrumentos previos obtenían un dato que sólo tenía en cuenta una pequeña banda de la frecuencia de señal que a uno le interesa. Por ejemplo, un sensor medía sólo las frecuencias generadas por terremotos cercanos, otro podía medir la frecuencia de terremotos lejanos y se necesitaban instrumentos varios. Ahora con un solo instrumental se cubre toda la frecuencia -de poca o mucha amplitud- sin que la señal se sature. Es fundamental la posibilidad de registrar muchos datos en un mismo lugar. Actualmente hay métodos de almacenamiento que pueden colectar un año de datos continuos a la frecuencia que nos interesa; no hay necesidad de manutención. Esto es de gran utilidad para lugares muy distantes o de difícil acceso."

  El Programma Nazionale di Ricerche in Antartide (PNRA) se inicia en 1985. El proyecto de la red sismológica en la región de SCOTIA comienza en el verano de 1991 y está financiado en el ámbito del Settore di Ricerca "Geodesia ed Osservatori" del PNRA" como proyecto "Sismologia a larga banda nella regione del Mare di Scotia. La primera estación sismológica en Base Esperanza (Antártida) fue instalada en Enero de 1992.

  "El proyecto que continuaremos durante el 2002 y hasta el 2004 implica el cambio de todo el instrumental que tenemos en las estaciones antárticas. Tenemos un proyecto para transmitir los datos en tiempo real a través de un sistema de acceso satelital desde Orcadas que es un lugar muy interesante pero poco accesible. Sólo van una o dos veces al año y a todo el mundo le interesa obtener información sísmica de esa zona."

  Russi señala que el instrumental que poseen es chequeado una vez al año junto con personal del Instituto Antártico y la FCAyG. "Tener varias estaciones es muy útil porque estudiamos todo el Mar de Scotia, que es una región muy grande y particularmente interesante en la zona cercana a la península antártica y a las islas Shetland del Sur."

  El Dr. Russi viajó a Washington y a Alburquerque (Nuevo México), EEUU antes de venir a la Argentina: "me reuní con gente del USGS (United States Geological Survey) y concertamos la futura implementación de estaciones participantes de la red mundial junto con el Instituto Antártico Argentino y la Facultad de Astronomía y Geofísica de la UNLP. Todos los datos entonces, serán concentrados en un centro mundial. Los Estados Unidos también están interesados en la Estación de Despedida porque está en una zona falta de instrumentación y puede ser útil para el estudio local si la unimos con otras estaciones cercanas y también para un estudio global. Por ahora comenzaremos a colocar el mejor instrumental y haremos transmisión directa a través del satélite."

Enamoramiento blanco

  Quien va a la Antártida vuelve con la nostalgia de su paisaje y el resabio de una experiencia única. "Ya fui dos veces a Base Esperanza, una en el verano de 1992 que fue muy excitante por estar en un ambiente natural increíble; vivir en esa Base es como vivir en un pequeño paraíso, como huésped italiano estar allá, poder trabajar muy tranquilo y con la ayuda de toda la gente fue algo muy impresionante. La segunda vez fue en 1994."

  En este viaje, el Dr. Russi tuvo la posibilidad de conocer mejor a la Argentina; recorrió eventuales sitios para colocar instrumental en Tierra del Fuego, viajó a San Juan y Mendoza, se contactó con el INPRES (Instituto Nacional de Prevención Sísmica)

Tiembla Italia

  No es casual que Marino Russi se haya dedicado a la sismología cuando su país de origen es también una región con zonas de alto riesgo sísmico. Una vez recibido, Russi inició su actividad en el citado Instituto que por ese entonces se llamaba Observatorio de Geofísica Experimental de Trieste.

  "La primera cosa que hice fue ir a la Estación sismológica de Berkeley en California EEUU donde durante tres meses aprendí todo lo que hace a la gestión de redes sismológicas y la elaboración de los datos obtenidos. A mi regreso a Italia puse a punto el sistema de elaboración de datos de la estación WWSSN de Trieste y de las siete estaciones analógicas instaladas en el Friuli después del desastroso terremoto del 6 de mayo que destruyó la región dejando un saldo de mil muertos. Sucesivamente durante seis años dirigí la unidad de sismología que manejaba una red de 15 estaciones digitales en la región de Friuli más la estación WWSSN de Trieste".

  El Instituto Nacional de Oceanografía y de Geofísica Experimental de Trieste (OGS) es un ente con dependencia directa del Ministero dell'Istruzione dell'Università e della Ricerca. El OGS tiene tres departamentos dentro del área de Geofísica: Geofísica de la Litosfera, que se ocupa de sísmica activa, investigación petrolera y otros métodos geofísicos; Departamento de Oceanografía que se ocupa de oceanografía, de geofisica ambiental y sismología global y en el mar y maneja las estaciones de Trieste y del Mar de Scotia y Centro de Investigación Sismológica que maneja la red regional de Italia Nor-Oriental.

  Este sismológo italiano nos cuenta que su país tiene una sismicidad elevada en buena parte del territorio. El 70 % de Italia puede llegar a tener terremotos superiores a 7 en la escala Mercalli (da la medida en cuanto a daños materiales producidos). La región más sísmica es la del Arco Calabro Siciliano "El terremoto de Messina de 1908 fue de más de 8 de magnitud y hubo 100.000 muertos; la segunda región problemática es la del Apenino central, la región del Abruzzo donde se encuentra la ciudad de L'Aquila, y la Campagna que en 1980 tuvo un terremoto de magnitud 7 con más de 3000 víctimas." Russi agrega que la otra zona sísmica es su región, Friuli que el 6 de Mayo de 1976 sufrió un terremoto de magnitud 6.4 con un saldo de 1000 muertos.

  "La diferencia entre estas regiones es cómo se recuperan posteriormente. En Friuli estuvo todo reconstruido en 10 años, con financiamiento nacional y regional, pero hay regiones con construcciones muy viejas, o centros históricos que dificultan su reconstrucción, además que las superficies no son planas. En Asís no fue un terremoto grande pero hizo gran daño en la obra arquitectónica afectada, fue golpeado el corazón de la cultura italiana, parte de su patrimonio cultural. Ahora tememos que suceda uno en la región del arco calabro-siciliano porque el último terremoto fue hace mucho tiempo."

  Cuando en 1959 un tratado internacional convirtió a la Antártida en el continente de la paz y de la ciencia se alentaba, entre otras cosas, la cooperación científica. En ese camino, argentinos e italianos se encuentran una vez más.
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Fotografía: Guillermo E. Sierra

   
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