Facultad de Ciencias Exactas y Naturales-UBA
  AÑO 14 - NÚMERO 509
  VIERNES, 20 DE AGOSTO DE 2004
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Proyectos de urgencia social

Para ayudar a paliar la crisis social y económica que sufre nuestro país, la UBA, a través de la Secretaría de Ciencia y Técnica, instituyó los "Proyectos de Urgencia Social". Temas como la niñez desnutrida, la vivienda, microemprendimientos productivos, delito, violencia o enfermedades, podrán contar con una ayuda de hasta $30.000 anuales. La aplicación social deberá ser inmediata.

  ¿La Universidad puede producir conocimiento para solucionar problemas sociales?. No sólo puede, sino que según el Consejo Superior de la UBA debe hacerlo. Y este fue el criterio por el que se incorporó a la Programación Científica 2004/2005 un nuevo tipo de proyectos que contempla los problemas derivados de la crisis social que sufre nuestro país, con un financiamiento de hasta $ 30.000 anuales por proyecto.

  Estos proyectos se denominaron "Proyectos de urgencia social" y están dirigidos a la producción de conocimientos vinculados a la satisfacción de necesidades de grupos vulnerables y a la atención de problemas sociales.

El objetivo: una aplicación social inmediata

  "Los Proyectos de urgencia social plantean temas particulares en poblaciones vulnerables para atacar un problema. La idea de estos proyectos es que en dos años tiene que realizarse una transferencia que nos pueda probar que efectivamente se trabajó en el área y se logró un resultado que suponga una mejora en la calidad de vida de las personas", dijo la profesora Laura Noto, subsecretaria de Vinculación Científica de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la UBA.

  "Cuando se pensó un cambio en toda la programación científica se dijo que no se podía desconocer que las sucesivas crisis que atravesó la Argentina, en especial en estos dos últimos años, habían generado una población muy vulnerable.

  La Universidad no podía y no puede estar ajena a los problemas de un país donde gran parte de su población está debajo de la línea de la pobreza. Entonces nos preguntamos qué contribución desde Ciencia y Técnica puede hacerse para mejorar esa situación. Puede hacerse mucho, puede aprovecharse el potencial en la solución de problemas de conocimiento para resolver cuestiones concretas", expresó Noto.

  Para el período 2004/2005 se presentaron 52 propuestas y el Consejo Superior aprobó 24 proyectos de urgencia social. Las propuestas presentadas debieron mostrar la interacción con los actores sociales involucrados; por ejemplo: autoridades locales, ONG's, asociaciones profesionales, empresariales o sindicales; y se valoró especialmente su carácter inter o transdisciplinario.

Una forma distinta de evaluar

  Por las características especiales de estos proyectos se previó una evaluación diferente a la de los proyectos de investigación comunes. "La evaluación de los proyectos de urgencia social requería una evaluación distinta. Los UBACyT suponen una evaluación académica por miembros pares de la comunidad científica; pero, en el caso de urgencia social, había que pensar una evaluación diferente pues lo que más interesaba es su pertinencia, si es realmente importante para la población a la que va dirigida el trabajo que se quiere hacer.

  Entonces se incorporó en la evaluación la presencia de actores sociales que tienen que ver con el tema que se estaba planteando: desde ONGs que trabajaran en esas poblaciones hasta funcionarios públicos pasando por organizaciones de base, iglesias etc.

  A todos se les pidió que calificaran la pertinencia del tema que se estaba proponiendo. Este análisis calificaba la probabilidad concreta de que realmente el trabajo tuviera una incidencia particular en la población vulnerable", explicó la subsecretaria de Vinculación Científica.

  Así se propuso un mecanismo de consulta cuyo diseño recoge la experiencia obtenida a partir de la implementación de Programa de Evaluación Externa de la UBA durante el período 2001/2002 en los aspectos referidos al componente "Análisis de pertinencia social".

Una mejora inmediata

  El resultado del trabajo de los equipos se medirá mediante un informe a los dos años en el que se evaluará que la transferencia se haya realizado efectivamente. "La transferencia supone que tiene que haber una propuesta concreta de mejora inmediata. Los proyectos tenían que plantear que era posible hacer un cambio y no solo un diagnóstico. Tiene que producirse una transferencia concreta y posible y no dos años de diagnóstico", destacó Laura Noto.

  Los proyectos ya aprobados por el Consejo Superior se ocupan de áreas tan prioritarias como las problemáticas de la nutrición asociada a niñez; los problemas relacionados al hábitat, con referencia al agua , a la vivienda, el territorio y a la ocurrencia de catástrofes; familias y comunidades y contextos de pobreza; estrategias de intervención social; Producción y trabajo, micro emprendimientos y empresas recuperadas; jóvenes y vulnerabilidad social; delito, violencia y sociedad; medicamentos y farmacología; enfermedades infantiles y tratamientos médicos.

  "Cuando se piensa en la Universidad puesta a pensar los problemas sociales, el potencial es enorme, pero también la diversidad de los problemas asociados a la vulnerabilidad social es enorme. Entonces los proyectos toman temas puntuales, grupos puntuales y en zonas geográficas particulares. No se puede pensar que se solucionan todos los problemas de pobreza y educación o de salud y pobreza. No se solucionan problemas macro.

  La idea es solucionar problemas micro a través de un trabajo particular que pueda ser extensivo a la población, pero la eficacia está en que se vaya replicando y cada vez más se multiplique esta experiencia. Esto sí va a contribuir a que se mejore la calidad de vida de la gente. Los "Proyectos de urgencia social" son el puntapié inicial de un trabajo muy interesante que puede hacer la Universidad hacia la sociedad".

La solidaridad más allá de la educación

  La UBA, entonces, financia parte de lo que hay que hacer en esas áreas donde se detectaron problemas de vulnerabilidad social permitiendo que los grupos de trabajo tengan una cierta capacidad de movimiento en los próximos dos años.

  Se cumple así uno de los principios universitarios como es la preocupación por los problemas nacionales y el bienestar de la gente. "Más allá de lo que la Universidad hace en la formación de la gente, que es un trabajo con características solidarias a largo plazo pues la educación siempre tiene un componente de solidaridad, el trabajo científico también tiene un componente de solidaridad, porque se trabaja sobre el mejoramiento de las personas y de la sociedad", expresó Laura Noto.

Fuente: Subsecretaría de Medios de Comunicación - Datos proporcionados por UBA.

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