Micro Semanario.
Año 12 - Nro. 484
8 de septiembre de 2003

Microsemanario
Año 12 número 484
8 de septiembre de 2003

== M I C R O S E M A N A R I O ======================================
==   								   ==
== Publicación electrónica, semanal y gratuita 			   ==
== con noticias nacionales especialmente                           ==
== preparada para los argentinos residentes en el extranjero.      ==
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%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%  INDICE  %%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%%

	Florentino Meucci
	¿EL VERDADERO PADRE DEL TELÉFONO?
	CURIOSIDADES DE UN GRAN TELESCOPIO
	BREVES DE CIENCIA Y TECNOLOGIA

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[]	Florentino Meucci
	¿EL VERDADERO PADRE DEL TELÉFONO?

	Un siglo  y  26 años después de que Alexander Graham Bell patentara
	el teléfono en los Estados Unidos, el Congreso de ese país, ante el
	incansable  reclamo  del  congresista    italo-norteamericano  Vito
	Fossella, reconoció que el inmigrante italiano, Antonio Meucci, fue
	el  inventor del sistema considerado hoy  como  el  instrumento  de
	telecomunicación de mayor difusión en todo el mundo.

	Florentino Meucci, quien murió en 1896, dejó  tras de sí una triste
historia en la que estuvieron en juego mucho  dinero,  litigios  y posibles
fraudes.   Según datos hoy aportado por la comunidad  ítalo-norteamericana,
la  astucia  de los abogados de la compañía Bell -hoy  ATT-  logró  que  la
justicia  norteamericana,  retrasara  año  tras  año  el  proceso  judicial
emprendido por Meucci  y  permitiera a Graham Bell agenciarse de la patente
del teléfono.

	Meucci nació en Florencia 1808, y estudió ingeniería mecánica en su
ciudad natal.  Pero la  ingeniería  y  los  inventos  no  fueron sus únicos
intereses.  Al terminar sus estudios en la Academia de Bellas Artes, Meucci
se ganó la vida como empleado aduanero,  hasta  que  fue  contratado por el
Teatro de la Pérgola de Roma como tramoyista.   Allí ideó, por primera vez,
un  sistema  para  permitir  que  los trabajadores del Teatro  se  pudieran
comunicar.    Era  un teléfono acústico, una especie de tubo  con  el  cual
comunicarse desde el escenario hasta 18 metros más arriba.

	Su  fama  de  creador  de  las  más variadas máquinas usadas en  el
escenario  lo  llevó  en 1830, junto con su esposa, al teatro Tacón  de  La
Habana  -Cuba-  donde  desarrolló su pasión por los inventos, el primero de
ellos un nuevo método para galvanizar los metales.

	En Cuba  descubrió que era posible la transmisión de la voz por vía
eléctrica.  Un  día, mientras trataba la enfermedad de un amigo con choques
eléctricos, un método terapéutico  que popularizó en La Habana, dejó a éste
en una habitación y se fue a ultimar detalles en otra.  Su amigo le habló y
él oyó lo que le decía  a  través  de los cables de cobre que unían las dos
habitaciones.

	Meucci se dio cuenta de su potencial  y  pasó  la  década siguiente
perfeccionando el invento.

	En busca de mercado, se trasladó a Nueva  York,  donde  realizó  su
experimento más sistemático:  la artrosis deformante de su  esposa,  que le
dificultaba moverse, le hizo crear una conexión fija entre su  laboratorio,
en el sótano, y la habitación de ella en el segundo piso de la casa.

	El  sistema fue perfeccionado con una caja de jabón y un  diafragma
metálico,  en  el año 1855, cuando su esposa quedó parcialmente paralizada,
lo que  llevó  al  inquieto  inventor  a  ampliar  los dispositivos a otras
habitaciones de la  casa,  las  que  conectó  con  su taller en un edificio
cercano.

	En 1860 envió su  modelo de teléfono a Italia para producirlo allá,
pero nadie se interesó en  fabricarlo.  De ahí en adelante Meucci comenzó a
empobrecerse, por lo que varias veces estuvo a punto de vender los derechos
de su invento.

	Sin embargo, antes de darse por vencido,  presentó su invento en un
diario  local de lengua italiana y organizó demostraciones  prácticas  para
atraer inversionistas.  Por ejemplo, logró que la voz  de  un  cantante  se
oyera  con  claridad  transmitida  a  través  del aparato.  Los  periódicos
italianos de Nueva York describieron el hecho.

	En  el  verano  de  1871  un  grave  accidente  en  el que  resultó
seriamente quemado -la explosión del vapor Westfield, en el que regresaba a
Nueva York- lo dejó postrado largo tiempo en el hospital.

	Fue entonces cuando  su  esposa vendió numerosos de sus prototipos,
incluido el del teléfono,  a  un comerciante de artículos usados que pagó 6
dólares por todos ellos.   Cuando  trató  de recuperarlos, el italiano sólo
recibió  como  respuesta  que  habían  sido    comprados    por  "un  joven
desconocido".

	En una carrera contra el tiempo, Meucci  se  dedicó a reconstruir y
mejorar el aparato antes de que alguien lo patentara.

	Ese fin de año, con los 20 dólares  de  una  colecta  hecha por sus
amigos, se presentó en la Oficina de Patentes, donde  logró  depositar  una
inscripción  preliminar   del  "teletrófono",  que  requería  ser  renovada
anualmente.

	Sin embargo, luego  de  renovar  la petición en 1872 y 1873 no tuvo
los 250 dólares para seguir adelante con el trámite.

	Para mostrar lo promisorio  de  su llamado "Telégrafo parlante", en
1872  llevó  el  modelo  y   las  especificaciones  técnicas  a  la  recién
establecida Western Union Telegraph Co.  Sin embargo, de ellos sólo recibió
evasivas.  Luego de dos años, cuando pidió que le devolvieran sus cosas, la
respuesta fue que se habían perdido.

	Cuentan sus biógrafos que, pese a su genio inventor, la vida no era
fácil  para  Meucci.  Este inmigrante vivía atormentado por  su  dificultad
para  hablar  un  idioma que no fuera italiano, a lo  que  se  sumaron  sus
pésimas  habilidades  empresariales, malos contactos y la absoluta falta de
fondos, motivos que sumados le impidieron hacer valer su invención.

	La patente  del  teléfono  fue  entregada  en  1876  a  Bell, quien
justamente trabajaba para  el  laboratorio  de  la Western Union Telegraph.
Cuando Meucci protestó ante  la  Oficina  de  Patentes  no  sólo  no obtuvo
resultados, sino que le dijeron  que  todos  los  documentos  de su patente
provisoria se habían extraviado.  Luego  se  supo  que  existían relaciones
personales entre funcionarios de patentes y autoridades  de  la  empresa de
Bell.

	Diez años después -en 1886- se celebró el  juicio Meucci vs.  Bell.
El    Secretario   de  Estado  mostró  públicamente  que  existían  pruebas
suficientes  para  atribuir  la  prioridad al primero y Thomas Alva  Edison
envió una carta al juez posicionándose a favor de Meucci.  Pero en la corte
ganó el dinero de Bell y los prejuicios del sistema contra los inmigrantes.

	Los juicios  entre  ambos  siguieron  y  se entablaron demandas por
fraude en contra  de  Bell, pero el caso terminó por diluirse con la muerte
de Meucci, en 1889.

Reconocimiento tardío
	Luego  de  un  siglo,    la    resolución    unánime  del  Congreso
estadounidense hace justicia con el inventor al señalar que "la vida y obra
de Antonio Meucci debe ser reconocida,  y  su  trabajo  en la invención del
teléfono debe ser admitida".  Cierto es que lo ha hecho 113 años después de
la muerte de Meucci y gracias a las  presiones  de  historiadores  e grupos
italoamericanos, pero mejor tarde que nunca.

	En  la  resolución,  el  Congreso  reconoce  que su teletrófono  se
demostró públicamente en Nueva York en 1860, 16 años antes  de  que Bell lo
patentara, por lo que la Cámara de Representantes de Estados Unidos decidió
retirarle  el crédito de la invención a Bell para hacer justicia con  quien
efectivamente  dio  los primeros pasos en la creación de este crucial medio
de comunicación.

	Meucci siempre  fue  considerado  entre la comunidaed de emigrantes
italianos como el inventor del teléfono.  El reconocimiento hecho ahora por
el Congreso estadounidense es  el  resultado  de  una  fuerte  campaña  que
llevaron adelante numerosas organizaciones ítalo-nor teamericanas de EE.UU.
cuyos miembros enviaron cartas al diputado  Vito  Fassella.  Entre ellos se
encuentran  representantes  y  visitas  del  Museo  Garibaldi-Meucci,   que
funciona en la casa de Staten Island (Nueva  York),  donde  vivió  hasta su
muerte el inventor.

	Emily Gear, curadora y directora del museo señaló que  aunque están
muy  felices  con  la  noticia, "esto es recién un primer  paso.    Lo  que
realmente queremos ahora es lograr que los libros de historia lo reconozcan
y que en las escuelas se aprenda quién fue Meucci".  El  museo creado en su
nombre hace  honor  también al héroe italiano Giuseppe Garibaldi, quien fue
acogido por el inventor durante su exilio en EE.UU.

	Todavía sorprende la  imagen  que  el  museo  italiano guarda de su
invento, porque es el diseño básico de los primeros teléfonos comerciales.

	Meucci,  que  murió sin  saber  que  un  día  le  reconocerían  sus
derechos, inventó numerosos objetos, entre  ellos filtros para purificar el
agua, creó una técnica para dorar marcos y para petrificar cadáveres.

	Un siglo y 26 años después,  sin  tiempo  para disfrutarlo, Antonio
Meucci ha sido reivindicado, pero las causas  de  su  injusto  despojo  han
cambiado poco.
///


[]	CURIOSIDADES DE UN GRAN TELESCOPIO

	El Gran Telescopio Canarias (GTC), es un telescopio  reflector,  es
	decir  que  funciona  reflejando  la  luz  proveniente  del  cosmos
	mediante  un  espejo  cóncavo.   En este caso, este espejo  -de  un
	diámetro  total de 10,4 metros- llamado espejo primario, no será de
	una  sola  pieza sino que estará segmentado.  El GTC será instalado
	en  uno    de  los  mejores  lugares  del  hemisferio  norte:    el
	Observatorio  del  Roque  de  los  Muchachos  en  La  Palma,  Islas
	Canarias.  Se espera  que  reciba su "primera luz" en el año 2004 y
	que, pocos meses despues, comience a producir ciencia.

	Impulsado por el Instituto de  Astrofísica  de  Canarias  (IAC), el
Gran Telescopio Canarias es el primer proyecto de esta envergadura liderado
por España y ubicado en su territorio.   Su construcción se está llevando a
cabo  por  la  empresa  pública "Grantecan", creada con  el  fin  de  ganar
eficacia  en los trámites y realización del proyecto del  telescopio  y  de
otras  actuaciones  e  inversiones  preparatorias previas a su explotación,
cuyo coste total se acerca a los 111 millones de euros.

	En esta  empresa  participan  como  socios la Comunidad Autónoma de
Canarias y la  Administración  General del Estado.  Además, el Instituto de
Astronomía de la Universidad  Nacional  Autónoma  de  México (IA-UNAM) y el
Instituto  Nacional  de  Astrofísica,  Óptica    y    Electrónica  (INAOE),
financiados  por el Consejo Nacional de  Ciencia  y  Tecnología  de  México
(CONACYT),  participan  en  el  uso  y  explotación   del  GTC  con  un  5%
(aproximadamente 5,5 millones de euros) del proyecto y  de  su  operación y
mantenimiento, al igual que la Universidad de Florida (Estados  Unidos) que
participa  con  el  mismo  porcentaje.   Ambos países obtendrán, a  cambio,
tiempo  de  observación  y  están, por tanto, integrados en la Comisión  de
Seguimiento y Utilización del GTC.

	Tras la construcción del edificio del Gran Telescopio, el siguiente
paso es instalar  en  su interior la estructura del telescopio.  Construida
en acero de carbono,  con  una  altura  aproximada de 27 m y una anchura de
28,8 m, esta estructura mecánica  se  está preparando para su trasladado al
Observatorio del Roque de los Muchachos.

	La estructura, con un peso de  300  toneladas de masa móvil, deberá
soportar  los  espejos  del  telescopio,  además  de  otros  integrantes  e
instrumentos.    Tiene  que ser lo suficientemente rígida  para  mantenerla
dentro de las especificaciones y poder realizar los movimientos correctores
de  la rotación terrestre con extrema suavidad y precisión, requisitos  que
la hacen tecnológicamente compleja.

	La  puesta  en  marcha  del  GTC aumentará el conocimiento sobre el
origen  y  evolución  del  Cosmos y permitirá el descubrimiento de nuevos y
desconocidos fenómenos del Universo.

	PESOS Y MEDIDAS
	Por Rubén García Herrera y Natalia R. Zelman

	Muchas veces,  al  escuchar  una  noticia  donde se dan datos sobre
	tamaños y medidas,  no  entendemos bien los conceptos hasta que nos
	dan una referencia...   un  bosque  tan grande como diez canchas de
	fútbol, un vehículo tan pesado  como un elefante adulto, un bichito
	tan pequeño que podría posarse sobre  la cabeza de un alfiler...  y
	un sinfín de ejemplos que nos hacen apreciar de un modo más cercano
	la magnitud de las cosas.

	Un  telescopio  como  el  Gran  Telescopio  Canarias,  dados    los
	requisitos que exige para su correcto funcionamiento y debido  a la
	cantidad  de  componentes  que  lo  integran,  puede compararse con
	muchas cosas.    He  aquí  un  divertido  ejercicio  que  resultará
	curioso.

	Para hacernos una idea de la gran capacidad de observación del GTC,
	podemos decir que el  poder  de  visión del telescopio equivale a 4
	millones de pupilas humanas y  que,  con  él, se podrían distinguir
	los dos faros encendidos de un  coche  situado  a unos 20.000 km de
	distancia del punto de observación (más o menos la misma que separa
	Usuhaia de Alaska).

	El  edificio del telescopio tendrá una altura de  41  m,  6  metros
	menos que la estatua de la Libertad de Nueva York.

	La  base del edificio que sujeta la cúpula debe  soportar  un  peso
	total de 500 toneladas, algo así como una manada de 62 elefantes.

	El GTC cuenta con un espejo primario de unos 10,4  m  de  diámetro,
	compuesto por 36 segmentos de unos 450 kg cada uno, es  decir,  uno
	sólo de estos espejos pesa lo mismo que un toro de lidia.   Pero, a
	pesar de su peso, el grosor de cada uno de los segmentos no  supera
	los 8  cm.  Espejos primarios de menor diámetro total, como los del
	Very Large Telescope  (VLT),  de  8,2  m, situados en Cerro Paranal
	(Chile), llegan hasta los  17,5  cm.    Si  colocásemos  todos  los
	espejos  del  GTC  apilados  uno  encima  de  otro,  el  montón  no
	alcanzaría los 3 m de altura (288 cm).

	Una de las peculiaridades más llamativas  de los espejos del GTC es
	el esmero con el que se han  diseñado  y  fabricado.   El límite de
	error de pulido de las vitrocerámicas no puede  ser  superior  a 15
	nanómetros, medida 3.000 veces más fina que un cabello  humano  (un
	nanómetro es la milésima parte de una micra, ó 0,000001  mm).    En
	total,  el espejo pesará 16 toneladas, algo parecido a lo que  pesa
	un macho adulto de ballena gris.

	Es  tanta  la  delicadeza  con la que se deben fabricar los espejos
	que, en caso de producirse irregularidades, éstas no podrán exceder
	de los 90 nanómetros  de  error.    Ello  supone  que,  si fuésemos
	capaces de construir un espejo del tamaño de la Provincia de Buenos
	Aires, el límite de error permitido  sería  el  de una "montaña" de
	0,5 mm.

	El material básico de los espejos del  telescopio  es  el  Zerodur,
	material  similar  al  que  se emplea para la  fabricación  de  las
	vitrocerámicas  de  cocina.    Su  principal  cualidad  es el  bajo
	coeficiente de dilatación cuando se somete a altas temperaturas, un
	aspecto que es vital para el manejo de instrumentación astronómica.
	"Schott", la compañía alemana responsable de los espejos, se dedica
	a la fabricación de objetos de cristal de todo tipo:  desde espejos
	para telescopios, tubos de  televisión, vitrocerámicas y mamaderas,
	hasta elegantes vajillas de gran resistencia y durabilidad.

	A pesar de la naturaleza segmentada del gran espejo, los fragmentos
	deben estar a una distancia el  uno  del otro de tan sólo 3 mm.  La
	instalación  completa  del  GTC  supondrá  una importante  obra  de
	ingeniería.  Tan sólo para la estructura metálica  de  la cúpula se
	emplearán  unas  59.000 piezas:  unos 16.000 tornillos (4.000  kg),
	unas  43.000  tuercas (1.500 kg) y unos 450 kg de  arandelas.    En
	total, 6 toneladas sólo de tornillería.

	Por  último,  nos gustaría destacar el detalle más importante:  las
	500 toneladas  del  telescopio,  apoyadas  sobre  una  fina capa de
	lubricante,  podrán  moverse  con  un  simple  empujón.    Curioso,
	¿verdad?
///


[]	BREVES DE CIENCIA Y TÉCNICA

 >	LABORATORIO  FLOTANTE.    El  Monge,  bautizado  así  en  honor  al
matemático   Gaspard  Monge,  es  un  impresionante  laboratorio  flotante,
equipado con potentes y modernos radares, computadoras y avanzados sistemas
electrónicos.  Se trata de un navío de pruebas de  bandera  francesa, único
en  el  mundo  y  dotado  de sofisticados medios para la observación  y  el
seguimiento de satélites y cohetes.  Supone, sobre todo, una parte esencial
de la  Defensa  gala,  en  concreto  en  la  puesta  a punto de sus misiles
nucleares.  Los vuelos de estos proyectiles, que se prueban sobre el océano
Atlántico, duran entre 15  y  20  minutos  y  necesitan  de  un estudio muy
preciso en los minutos finales,  cuando  la cabeza del misil entra de nuevo
en la atmósfera y se dirige  hacia  un  blanco imaginario.  En ese momento,
los cinco radares del Monge se ponen  en acción para verificar el estado de
las cabezas nucleares, así como la precisión del impacto.
	La cuenta atrás comienza siete días antes del  test de vuelo.  Pero
durante  toda  la  prueba,  el riesgo que corre este  barco  de  la  Armada
francesa de ser espiado es mínimo, ya que las frecuencias  que  emiten  los
misiles están codificadas.
	Curiosamente, el Monge está pintado de un blanco impoluto, y no  de
gris,  como  normalmente lo están los buques de la Marina.  Así  se  evitan
deformaciones  en  el  casco  producidas  por los rayos del sol que podrían
dañar la perfecta base sobre la que se han colocado los radares.

 >	HUMANOS AL  BORDE  DE LA EXTINCION.  Según un estudio publicado por
la revista American Journal of Human Genetics, en determinado momento de la
historia del hombre sólo  existían  alrededor  de dos mil individuos vivos,
poniendo  a la especie humana  en  un  estado  crítico,  vulnerable  a  las
enfermedades, a los desastres naturales y  a  los  conflictos,  es decir al
borde de la extinción.
	El estudio también sugiere que los humanos  (Homo  Sapiens Sapiens)
realizaron su primer viaje fuera de Africa hace sólo unos 70 mil años.
	A  diferencia  de  nuestros familiares genéticos - los  chimpancés-
todos los humanos tenemos prácticamente el mismo ADN.   De  hecho, un grupo
de chimpancés puede tener más variedad genética que los seis  mil  millones
de humanos vivos hoy en día.
	Se  cree  que  los humanos y los chimpancés provenimos de un  mismo
tronco, y nos separamos en ramas diferentes hace unos cinco o seis millones
de  años,  suficiente  tiempo  para    desarrollar   diferencias  genéticas
sustanciales.  Pero esto no ha  ocurrido,  y  según algunos científicos, la
ausencia  de  estas  diferencias indicaría que el  campo  genético  de  los
humanos fue reducido en un pasado reciente lo  que explica el que no exista
variedad genética en las poblaciones actuales.

 >	GUSANOS  SOBREVIVIENTES  DEL  COLUMBIA.    Cientos  de  gusanos que
formaban parte  de  un  grupo  de  experimentos que debían realizarse en el
trasbordador Columbia fueron  encontrados  vivos, informó la Administración
Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA).
	Los pequeños animales, pertenecientes  a  la especie Caenorhabditis
elegans, fueron detectados dentro de  un  gabinete recientemente recuperado
en Texas.
	El trasbordador Columbia, que sufrió un  accidente  y se desintegró
en pedazos al ingresar a la atmósfera  terrestre,  el  pasado 1 de febrero,
tenía  como  objetivo  realizar  unos  80 experimentos sobre  ciencias  del
espacio y de la Tierra, desarrollo de tecnologías y  seguridad, así como la
salud  de  los astronautas.  Una colección de animales, entre  los  que  se
encontraban  langostas, gusanos, abejas y peces, ayudarían a comprender los
efectos de la ingravidez sobre los organismos vivos y su desarrollo.
	Los gusanos  hallados tienen un ciclo de vida de entre siete y diez
días, lo que  significa  que  estos  ejemplares  son  la  cuarta  o  quinta
generación de descendientes de  los  que  inicialmente viajaron en la nave,
indicaron expertos de la NASA.
	A  pesar  de  ser tan  pequeños  como  un  alfiler,  los  diminutos
gusanitos formaron parte de la historia  científica  de la humanidad cuando
en el año 1998 se convirtieron en  el  primer  organismo  en  tener su mapa
genético descodificado.
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FIN DE LA EDICION DE MICROSEMANARIO

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exterior con una síntesis de las principales noticias de Política Nacional,
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El MICROSEMANARIO es editado por  la  Oficina  de  Prensa de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la  Universidad de Buenos Aires (FCEyN-UBA)
República Argentina.

Editores: Carlos Borches y Enrique Stroppiana.
Maximiliano Borches (Cultura)

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