Cable Semanal Electrónico.
Año 14 - Nro. 489 - 2da. Sección
21 de abril de 2003
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			    21 de Abril de 2003
			      Año 14 - Nº 489
			       Segunda parte
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***ÍNDICE

	REPORTAJE
	EVENTOS
	CULTURA

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//////////////////////////////// REPORTAJE \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\

 >>>	BUSCANDO VIDA ENTRE LAS ESTRELLAS
	Entrevista a Guillermo A. Lemarchand

	Por Patricia Olivella

	Cuando  uno habla de bioastronomía resulta casi inevitable  que  se
	despierten susceptibilidades  acerca  de  sospechosas  búsquedas de
	marcianitos, alienígenas y  Ovnis.    Sin  embrago, lejos está esta
	nueva rama de la  Astronomía de parecerse a las pseudociencias.  El
	interés por descubrir organismos vivos  fuera de nuestro planeta ha
	motivado el interés y el trabajo  de  astrónomos y biólogos que han
	abordado el tema con seriedad y rigor  científico.   Tal es el caso
	de  Guillermo A.  Lemarchand, físico argentino, discípulo  de  Carl
	Sagan y actual Director del Proyecto SETI en el Instituto Argentino
	de  Radioastronomía e investigador del Centro de Estudios Avanzados
	de la UBA.

	Guillermo  Lemarchand  nació  en  Buenos  Aires  hace 39 años.   Su
interés por comprender lo que veía en el cielo estuvo presente  en él desde
que  puede  recordar.   "El sólo hecho de contemplar el cielo y  tratar  de
entender  qué  es  lo  que  uno  ve,  despierta  la  curiosidad",  dice con
naturalidad.  "Desde aquella edad temprana, la pregunta obvia, que no podía
dejar de hacerme,  era  si  estamos  solos  en  el  Universo".   Su interés
inicial, continuó y lo  llevó a cursar estudios de Física en la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de  la  Universidad  de Buenos Aires.  Allí, a
falta  de  una  carrera específica de  Astronomía,  junto  a  un  grupo  de
estudiantes interesados en el tema organizaron una  Comisión de Astrofísica
para fomentar el estudio de la física aplicada  al  espacio y compartir, de
algún modo, su interés común.  "Fui muy afortunado  porque  en los primeros
años  de  la  carrera  tuve  la  oportunidad de organizar junto  con  otros
estudiantes  las  primeras  Jornadas    Interdisciplinarias    sobre   Vida
Inteligente en el Universo que se realizaron en la Facultad en el año 1985.

	Eso me puso en contacto  con  la  gente que estaba trabajando en el
exterior,  con  los cuales empezamos a  trabajar  en  la  Argentina  en  el
proyecto SETI", nos relata.

	Con  esta  sigla SETI, iniciales de Search  for  Extra  Terrestrial
Intelligence  (búsqueda  de  inteligencia  extraterrestre),  se definen los
programas mediante los cuales se investiga sobre la posible  existencia  de
civilizaciones tecnológicamente evolucionadas más allá de la Tierra.  Estos
estudios, se  realizan  empleando  radiotelescopios,  que  rastrean señales
provenientes del espacio  profundo,  las  cuales podrían ser el producto de
seres similares a nosotros.    La historia comenzó hace casi 40 años cuando
el  astrónomo  norteamericano  Frank  Drake  utilizó  por  primera  vez  el
radiotelescopio de Green Bank para detectar  emisiones lejanas de radio que
indicaran  la  presencia de civilizaciones inteligentes.   Aquel  histórico
día, Drake sólo pudo escuchar el ruido de  fondo  del  cosmos, similar a la
interferencia  que  se  escucha  cuando se sintoniza mal una  radio.    Sin
embargo,  ese  fue  el  puntapié  inicial  para  un  nuevo  uso    de    la
radioastronomía.    Desde  entonces  y  hasta hoy, se han acumulado más  de
350.000 horas de escucha espacial.

Llamame antes de venir

	"Las  distancias  que    nos    separan   de  otras  estrellas  son
excesivamente grandes y no  nos  es posible diseñar una nave para que pueda
ir hasta ellas", explica Lemarchand  cuando se le pregunta por qué se busca
vida extraterrestre de este modo.   "Por  el  momento no tenemos tecnología
como para buscar vida más primitiva porque  no  podemos  acercarnos a otras
estrellas.  Algunos especulan con que exista la  posibilidad  de algún tipo
de  vida  en  alguna  de  las lunas de los  planetas  gigantes  como  Titán
(Saturno) o Europa (Júpiter).

	Las  agencias  espaciales europea y norteamericana ya comenzaron  a
preparar naves interplanetarias automáticas para explorarlas.  Sin embargo,
todas estas  misiones  son muy costosas y demandan muchos años".  En cambio
si las hipotéticas  civilizaciones  extraterrestres  hubieran  desarrollado
tecnología, encontrarlas tal vez  sería  más fácil.  "Si especulamos que la
vida pudo haber surgido en  otros  mundos,  en  otras  estrellas, uno puede
también especular acerca de la posibilidad  de  que, con tiempo suficiente,
esa vida pueda haber desarrollado inteligencia y,  con  tiempo  suficiente,
esa inteligencia haya desarrollado tecnología.  Tan pronto  se  dispone  de
tecnología  para   comunicaciones  y  exploraciones  radioastronómicas,  es
posible manifestarse al  resto  del  cosmos  como civilización y establecer
comunicaciones con otras civilizaciones.  Por ejemplo, a través de envío de
ondas de radio que se propagan a la velocidad de la luz, que son fáciles de
generar, fáciles de detectar y tienen  la virtud de poder ser portadoras de
gran cantidad de información a un costo energético realmente reducido.

	Teniendo en cuenta todos estos hechos uno puede especular acerca de
que  pueden existir otras civilizaciones que son inteligentes,  llegaron  a
este tipo de conclusiones y están haciendo transmisiones de  mensajes  para
darse a conocer a sus vecinos cósmicos".

	En  el  año 1985 la Sociedad Planetaria, organización sin fines  de
lucro  fundada  por Carl Sagan, construyó un analizador de 8,4 millones  de
canales conocido con el nombre de META (Megachannel ExtraTerrestrial Array)
que fue instalado  en  el  radiotelescopio  del Oak Ridge Observatory en la
Universidad  de  Harvard.    Apenas  cinco  años  más  tarde,  la  Sociedad
Planetaria instaló un analizador espectral  similar  -el META II- en una de
las  antenas  de  30  metros  de    diámetro  del  Instituto  Argentino  de
Radioastronomía (IAR).  La Argentina fue pionera en este campo y, aunque él
no lo diga, Lemarchand tuvo mucho que ver  en  eso.    No  sólo su profundo
interés  en  la  búsqueda  de  inteligencia extraterrestre sino también  su
activa  militancia  en  favor  de crear conciencia sobre la responsabilidad
social  del  científico  (ver  "Los científicos...") despertó el interés de
Carl Sagan,  quien  lo  invitó  a  trabajar  durante un año junto a él como
Visiting Fellow, en la Universidad de Cornell.

	"La Argentina era  un  buen lugar para la instalación del Meta II",
explica  Lemarchand  con  humildad.    "En  el  hemisferio  sur  hay  pocos
radiotelescopios y nosotros teníamos una  de  las  antenas  del  IAR que se
utilizaba  únicamente  de  noche,  para un  proyecto  de  relevamiento  del
continuo de radio.  Empleándola durante el  día  para  el  proyecto SETI se
optimizaba el tiempo de antena de los radiotelescopios  del  IAR.    Ahora,
hace 2 o 3 años, los australianos comenzaron a  utilizar  una  antena de 60
metros  para  hacer  investigaciones  SETI  pero  lo  hacen  mientras otros
observadores usan la antena para hacer estudios de astronomía convencional.

	Ellos detectan todas las señales que van llegando  y  las  analizan
para  ver  si  hay  alguna señal artificial, pero no  pueden  controlar  el
movimiento  de  la  antena.   Nosotros sí".  Guillermo A.    Lemarchand  es
director  del  proyecto  SETI  que  se  desarrolla  en  el IAR y  que  está
financiado  por  la Sociedad Planetaria.  El IAR tiene dos antenas, una  de
ellas  es  la que está conectada al analizador espectral de 8,4 millones de
canales construido con fondos  provistos  por  la Sociedad Planetaria.  "La
Sociedad  Planetaria  también  financió  la    estadía  de  dos  ingenieros
argentinos en la Universidad de Harvard,  donde construyeron el aparato que
está  hoy instalado y que fuera inaugurado  el  12  de  octubre  de  1990",
explica.  "Desde ese momento se hizo un  relevamiento  de todo el cielo del
hemisferio sur y se han analizado algo así como 20 billones (20 seguido por
12 ceros) de señales distintas que provenían del espacio".

¿Hay alguien ahí?

	"La mayoría de  las  señales  analizadas  eran  ruidos  de  fondo",
continúa relatando Lemarchand.   "El  analizador  espectral  encontró  unas
4.000 señales que tenían las  características  que  nosotros  esperamos que
tengan  las señales de origen artificial.    Sin  embargo  de  estas  4.000
señales, la mayoría eran señales inteligentes pero...  de origen terrestre.

	O  sea,  eran interferencias locales.  Al  hacer  un  análisis  más
exhaustivo  solamente quedaron unas 30 señales que nunca  pudimos  vincular
con  actividades  terrestres.    Pero,  lamentablemente,  cuando volvimos a
apuntar la  antena  hacia el mismo lugar del espacio donde aparecieron esas
señales, éstas no se volvieron a repetir.

	La  pregunta  que    surge  en  forma  inmediata  es  si  en  otros
observatorios,  por  ejemplo  en   el  hemisferio  norte,  también  se  han
registrado señales sin explicación, ya  que  es  bastante poco probable que
alguna  civilización  extraterrestre  "transmita  en  exclusiva"   para  la
Argentina.  La respuesta es sí.   Sin  embargo, no hay que cantar victoria,
la  falta  de  explicación  sobre  el  origen de  estas  señales  está  más
relacionado con fallas en los sistemas análisis terrestres que con mensajes
reales extraterrestres.

	"En particular, los que detectamos este tipo de  señales  somos los
que  usamos  el  mismo aparato" comenta Lemarchand.  "Sucedió  en  Harvard,
cuando tenía el Meta I y nos sucedió a nosotros.   Eso tiene que ver con el
sistema  que se utilizaba para eliminar las interferencias terrestres.  Los
que usan  otros  tipos  de  sistemas  logran explicar cómo interferencia la
mayoría de las  señales.    Por  eso  si bien nosotros no fuimos capaces de
explicarlas, hay una creencia  de que se trata de señales de interferencias
espurias generadas en la Tierra.    Yo  diría que lo más seguro es que sean
interferencias terrestres".

	Para evitar estas falsas alarmas, en  el  año  1996  se  comenzó  a
cambiar todo el sistema de adquisición de  datos para modificar la forma en
la que se hacen las reobservaciones.  El  trabajo  recién  finalizó  el año
pasado.   "Todos estos cambios en la tecnología fueron  diseñados  en  este
caso por los ingenieros del IAR, pero nuevamente con el apoyo financiero de
la Sociedad Planetaria".

Mirando para afuera, mirando para adentro

	Es difícil pensar qué le sucedería a la humanidad si de  pronto  se
encontrara con la certeza de que no está sola en el Universo  y  que  algún
organismo vivo está enviando señales que nosotros podemos detectar

	¿Cundiría el pánico?   ¿Nos  armaríamos  hasta  los  dientes?  ¿Nos
volveríamos más violentos o nos  uniríamos  más?   ¿Nos haría más humildes?
¿Cambiaría realmente algo?

	"Obviamente, lo primero que vamos a  saber  es que no estamos solos
en  el  Universo  -dice  Guillermo  Lemarchand- independientemente  de  que
entendamos o no el contenido del supuesto mensaje.   Podríamos detectar una
señal  artificial  pero que no contenga estrictamente un mensaje,  que  sea
algo así como una luz de un faro que se  enciende.    Sin  embargo, eso nos
estaría  mostrando que hay alguien que construyó ese faro, y que  por  ende
tuvo que haber sido alguien inteligente.  Esa sería la primera evidencia de
que  no  estamos solos en el Universo.  Si viniera un mensaje encerrado  en
esa  señal,  probablemente  nos    demandaría  varios  años  el  tratar  de
interpretar el contenido de ese  mensaje.  Pero, lo más importante será que
habremos encontrado la primera evidencia de  que la vida surgió más allá de
la Tierra.  Sería una extensión más  del  principio  copernicano  de que no
ocupamos ningún lugar especial en el Universo.   Es  el  movimiento que nos
falta  completar.   Copérnico mostró que la Tierra no  era  el  centro  del
sistema solar.  A principios del siglo XX se demostró  que el sistema solar
estaba muy lejos del centro de la galaxia.  Simultáneamente se demostró que
nosotros habitamos en una galaxia típica dentro de los miles de millones de
galaxias  que  pueblan  el Universo.  Lo que nos falta demostrar es que  la
vida  no  es  originaria únicamente de este mundo.  Si alguien en el futuro
detecta una  señal  con estas características, la primera sorpresa va a ser
esa".

	Descubrir una señal extraterrestre es casi como encontrar una aguja
en un pajar de  un  tamaño  equivalente  a  35  planetas Tierra.  En escala
cósmica y con estos números, 40 años de búsqueda no son nada.  "Hasta ahora
exploramos una pequeñísima franja de ese  pajar  cósmico",  dice  optimista
Guillermo.  "Y puedo asegurar que la  ausencia de evidencia no es evidencia
de la ausencia.  Al observar el cosmos  vemos  que  la  Tierra  no  es nada
especial.  Por lo tanto, lo que sucedió acá  -la aparición de la vida- pudo
haber  ocurrido  en alguna otra parte del Universo.  Ésta  es  una  premisa
básica  para  el proyecto.  Entonces, la probabilidad de que existan  otras
civilizaciones es altísima.  Si uno no cree en eso, no tiene sentido seguir
buscando".

	La búsqueda intelectual de Guillermo Lemarchand no se termina en el
rastreo del cielo a la pesca de señales de inteligencia extraterrestre.  Su
actividad en el proyecto  SETI se alterna con la investigación en el Centro
de Estudios Avanzados de la Universidad de Buenos Aires donde trabaja sobre
modelos  matemáticos  que  puedan  explicar la  dinámica  de  los  sistemas
económicos  y  sociales.    Por  eso no  extraña  su  reflexión  cuando  le
preguntamos qué lo motiva a buscar vida fuera  de  la  Tierra:  "Intentando
pensar  cómo  serían  las  características  de  un  mensaje extraterrestre,
estamos  también  analizando  cómo somos nosotros.  En definitiva, en  todo
este proceso  estamos  aprendiendo  más  sobre  el  comportamiento  humano,
tratando de sacar  todo  lo  que  sea propio de nuestro mundo y tratando de
buscar aquello que es realmente universal".

* Los científicos, la Paz y el Desarme

	En el año 1988,  un  grupo de estudiantes coordinados por Guillermo
A.  Lemarchand y apoyados  por  las  autoridades de la Facultad de Ciencias
Exactas  y  Naturales  de  la  UBA  y  su  Centro  de  Estudiantes  (CECEN)
organizaron el Simposio Internacional sobre "Los Científicos,  la  Paz y el
Desarme".  En plena vigencia de la Guerra  Fría, se debatió el rol social a
desempeñar  por  los  científicos y su responsabilidad como generadores  de
conocimientos que, eventualmente, podrían poner en peligro a la humanidad.

	Como resultado de ese Congreso se elaboró una fórmula de  juramento
de graduación -similar al juramento hipocrático de los médicos- mediante la
cual  los  egresados  de  la  Facultad  de  Ciencias Exactas y Naturales se
comprometen a usar sus conocimientos a favor de la paz.  Este juramento  se
realiza en  forma  optativa  -afortunadamente  lo eligen casi el 90% de los
graduados- y su texto quedó redactado de la siguiente manera:

	"Teniendo  conciencia  de  que  la  ciencia  y  en  particular  sus
	resultados pueden ocasionar perjuicios  a  la  sociedad  y  al  ser
	humano cuando se encuentran ausentes los controles éticos:

	¿Juráis  que  la  investigación  científica    y   tecnológica  que
	desarrollareis será para beneficio de la  humanidad y a favor de la
	paz, que os comprometéis firmemente a que  vuestra  capacidad  como
	científicos nunca servirá a fines que lesionen la  dignidad  humana
	guiándoos  por    vuestras  convicciones  y  creencias  personales,
	asentadas en auténtico  conocimiento  de  las  situaciones  que  os
	rodean y de las posibles consecuencias de los resultados que puedan
	derivarse de vuestra labor, no  anteponiendo  la  remuneración o el
	prestigio,  ni  subordinándolos a los intereses  de  empleadores  o
	dirigentes políticos?

	Si así no lo hiciereis, vuestra conciencia os lo demande."


///////////////////////////////// EVENTOS \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\

 >>>	JORNADAS SAM - CONGRESO CONAMET - SIMPOSIO MATERIA 2003

	En el Centro Atómico Bariloche-Instituto Balseiro de  la  ciudad de
San Carlos de Bariloche, Provincia de Río Negro,  del 17 al 21 de noviembre
del  año  2003, se realizarán conjuntamente las Jornadas SAM,  el  Congreso
Nacional de Metalurgia y Materiales de Chile CONAMET y el Simposio Materia.

	El  objetivo  principal  del  próximo  Congreso  2003  es  reunir a
investigadores,  docentes,  estudiantes  avanzados    y  representantes  de
instrumental científico e insumos de los países latinoamericanos y de otras
partes  del  mundo,  para  exponer y  discutir  trabajos  de  investigación
científica y/o tecnológica, de desarrollo, y productos  en  el  campo de la
Ciencia e Ingeniería de Materiales y de la  Metalurgia,  según las áreas de
interés que se adjuntan.

	Se unirán a este evento una Reunión de investigadores en el área de
Soldadura, con la ayuda de la Seccional Río de  la  Plata  de  la  American
Welding Society, y un Foro Tecnológico y de Innovación para  la Producción,
con   el  propósito  de  lograr  mayor  acercamiento  entre  la  industria,
especialmente entre  las  pequeñas y medianas empresas (Pymes), y el sector
de Investigación y Desarrollo.  En este Congreso se realizará la escuela de
materiales denominada "Materiales y  el  Desafío  Ambiental",  orientada  a
estudiantes  de  posgrado  y  a    profesores  de  Ciencia  de  Materiales,
consistente en el dictado de seis  a  ocho módulos de dos horas cada uno, a
cargo de especialistas del área.

Áreas de interés:
1) Metalurgia Extractiva y de Elaboración.
2) Fundición, Solidificación y Soldadura.
3) Pulvimetalurgia.
4) Metalurgia Física, Deformación  Plástica y Propiedades Mecánicas.
5) Tratamientos Térmicos y Transformaciones de Fase.
6) Corrosión y Protecciones. Películas Delgadas y Tratamientos de
    Superficie.
7) Fractura, Fatiga y Análisis de Fallas.
8) Tribología, Superficies y Desgaste.
9) Cerámicos, Refractarios y Vítreos. Materiales para la Construcción.
10) Materiales Poliméricos, Orgánicos y Biomateriales.
11) Materiales Compuestos.
12) Materiales Nucleares.
13) Materiales Electrónicos y Magnéticos. Superconductores y Conductores
     Iónicos.
14) Estudio de Materiales por Métodos Ópticos, Acústicos, Ultrasónicos
     y otros.
15) Metalurgia Histórica.
16) Aspectos Educativos en Ciencia y Tecnología de Materiales.
17) Transferencia Tecnológica. Control de Calidad. Temas Afines.

	Preinscripción y envío  de resúmenes:  Hasta el viernes 16 de mayo.
Se recibe la preinscripción en página web:

	http://www.cab.cnea.gov.ar/sam2003

y los resúmenes (un  trabajo  por persona que asista al Congreso) en correo
electrónico: sam2003@cab.cnea.gov.ar

	Notificación  de  aceptación  de resúmenes:  Desde el  lunes  2  de
junio.  Recepción de trabajos completos:  Hasta el  jueves 31 de julio (más
detalles en la página web antes mencionada.  Notificación de  aceptación de
trabajos:    Desde  el  30  de  septiembre.  Pago anticipado con descuento:
Hasta el 25 de octubre.

	Informes:   Ada  A.    Ghilarducci,  Centro  Atómico Bariloche, Av.
Bustillo 9500 (8400)  Bariloche,  Río  Negro.  Tel.:  (+54) (0)2944 445268.
Fax:  (+54) (0)2944 445299.  E-mail:  friccion@cab.cnea.gov.ar


///////////////////////////////// CULTURA \\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\\

 >>>	LA PLAZA, CON DESCUENTO

	La  Secretaría  de  Extensión, Graduados  y  Bienestar  Estudiantil
informa que los integrantes de la  FCEyN pueden pasar a retirar por el Área
de Cultura - SEGBE (P.  B.    Pab.    II,  al  lado  del  bar) los bonos de
descuentos para el Paseo La Plaza, para los siguientes espectáculos:

- Cómico Stand Up
- Porteñas
- Monólogos de la Vagina
- No se lo digas a nadie
- Made in Lanús

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Edicion Electronica del Cable Semanal
Producido por la Oficina de Prensa
Secretaria de Extension, Cultura Cientifica y Bienestar
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales - UBA

Editores Responsables: María Fernanda Giraudo y Carlos Borches
Redacción: Patricia Olivella
Soporte Tecnico: Matias R. Pedraza.

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