El viernes 28 de julio, día anterior al aniversario de la Noche de los bastones largos, el Ministerio de Educación de la Nación realizó un acto recordatorio del que participaron el ministro Daniel Filmus, el epistemólogo Gregorio Klimovsky, el ingeniero Humberto Giancaglini y los decanos de Exactas e Ingeniería Jorge Aliaga y Carlos Rosito.

A continuación, transcribimos el texto leído por el decano Aliaga:

"Es una simplificación equivocada pensar que durante aquella oportunidad había un grupo de policías que quería romper cabezas. No, eran policías que, instigados por civiles e incluso por universitarios, intentaron -y lograron- romper el escenario". Así describía a īNoche de los Bastones Largosī el Dr. Rolando García, Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA entre 1958 y 1966. Rolando fue una de las víctimas de ese triste episodio que simboliza el fin de aquella época de oro de cuya construcción fuera actor fundamental.

En aquellos años la Universidad de Buenos Aires había logrado ocupar un lugar destacado a nivel mundial. La Facultad de Ciencias era el más claro ejemplo, aunque no el único, de un proyecto basado en la excelencia académica y el pensamiento crítico, donde nació el concepto de "docente con dedicación exclusiva", se impulsó la formación de recursos humanos mediante la realización de doctorados, la organización departamental y se implementaron los concursos periódicos, entre otras iniciativas. La UBA en esos años creó EUDEBA, editorial que posibilitó el acceso popular a los más variados títulos a muy bajo costo, el Departamento de Industrias, pensado como nexo natural con el sector productivo, y hasta llegó a planear un Instituto Tecnológico.

No es casual que este modelo de Universidad se haya dado en el contexto de un país con una enorme clase media, baja desocupación, creación de pequeñas y medianas empresas, jerarquización de la educación con salarios de docentes universitarios equiparados a jueces y con una distribución de la riqueza que a partir de ese momento solamente empeoró.

La Noche de los Bastones Largos, como hecho puntual, fue el momento en el que docentes y alumnos de Exactas fueron desalojados a golpes de la vieja sede de Perú 222, en la Manzana de la Luces, por resistirse a aceptar la intervención a la Universidad decretada por el gobierno de Onganía, que había tomado el poder derrocando al Presidente Illia un mes antes. Como consecuencia de ese hecho renunciaron cientos de docentes, los que en gran número emigraron a Europa, Estados Unidos y Brasil, dejando una Facultad devastada.

Como símbolo, marca el inicio de un país distinto, basado en el modelo económico neoliberal que se aplicó desde entonces casi sin interrupción. En ese nuevo país la Facultad de Ciencias era un lujo superfluo. Así nos fue.