Figuración en Kandinsky


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"El círculo del que tanto me valgo en los últimos tiempos no puede ser catalogado sino de romántico. El romanticismo próximo es de hecho profundo, hermoso, trascendente y nos hace felices. Es un trozo de hielo en el que arde una llama. Si los hombres sólo pueden sentir el hielo y no la llama, tanto peor para ellos...”

Wassilly Kandinsky

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El cuadro Algunos círculos es uno de los ejemplos más bellos de este pensamiento. En torno a un círculo central azul oscuro, cubierto en parte por otros círculos negros como si de un eclipse de luna se tratara, flotan círculos grandes y pequeños de colores luminosos sobre un fondo marrón oscuro. A través de la superposición de algunos círculos transparentes, se crean delicados matices cromáticos. Kandinsky había descubierto el nuevo instrumento creativo de la transparencia en la Bauhaus.

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Al  igual que de una forma principal – su aspecto global – que puede manifestarse (dicho muy groseramente) como “alegre”, “triste”, “dinámica”, “lánguida”, “provocativa”, “orgullosa”, etc; lo mismo cabe decir de un dibujo, de un bosquejo, de un cuadro. Aquí se manifiestan leyes de la construcción. Pero por el momento sólo queremos subrayar un punto: la letra produce cierto efecto y ese efecto es doble: la obra como signo que tiene fin; y la obra, primero en cuanto a forma, luego en cuanto resonancia interior de esa forma, por sí mismo y de una manera completamente independiente.
Llegaremos a la conclusión de que el efecto exterior puede diferir del efecto interior, producido por la resonancia interior, lo cual constituye uno de los medios de expresión más vigorosos y más profundos de toda la composición.
Tracemos ahora una línea en un medio que escape completamente a toda finalidad práctica, por ejemplo, sobre una tela. Mientras el espectador (aquí ya no se trata de un lector) la considere como un medio de delimitar un objeto, permanecerá sometido a la impresión de la finalidad práctica. Pero en el instante en que ese espectador se diga que en pintura el objeto práctico desempeña casi siempre sólo un papel fortuito y no ya puramente pictórico y que la línea posee a menudo una significación puramente pictórica su alma se hará capaz de sentir la resonancia puramente interior de esa línea. 
Si el lector considera cualquier objeto posado sobre su mesa (aunque sea tan sólo la colilla de un cigarro) captará su sentido exterior y al propio tiempo experimentará su resonancia interior, cosas siempre independientes la una de la otra; y así se le ocurrirá en cualquier lugar y en cualquier tiempo, en la calle, en una iglesia, en el aire, en el agua, en una cuadra, en un bosque.
En relación con esto es interesante ver con qué simplicidad y seguridad el compositor Arnold Schönberg utiliza los medios de pintura. En general, sólo le preocupa la resonancia interior. Deja a un lado todos los floreos y adornos y de esta manera la forma más “pobre” se convierte entre sus manos en la más rica.
La obra de arte refleja su imagen en la superficie de nuestra conciencia. Sin embargo, su lugar está más allá de esa superficie y, finalizado el estímulo, desaparece sin dejar rastros. También aquí parecería existir en cierto modo un vidrio transparente, sólido y duro, que tornara imposible la relación interior directa. Y también en ese caso existe la posibilidad de penetrar dentro de la obra, de comenzar a actuar dentro de ella, participando con todos los sentidos en su vida palpitante.