Subsecretaría de Graduados y Asuntos Profesionales - SGAP
El otro perfil
Liliana Gysin
La mujer de la Bolsa
Por Verónica Engler (Revista EXACTAmente No. 24, octubre 2002)
Es profesora del Departamento de Matemáticas de la Facutad de Exactas y asesora de riesgo en el Mercado de Valores de Buenos Aires. Aquí presentamos a Liliana Gysin, una científica que se anima a a trabajar en el ámbito bursátil, un lugar poco habitual para mujeres.
"ˇPortate bien, o llamo al hombre de la bolsa!" Con esta frase, hace algunas décadas, los adultos solían atemorizar a los infantes para lograr que fueran obedientes bajo amenaza.
Por suerte, hoy en día pocos padres acuden a este tipo de imágenes simbólicas para lograr que su prole no haga demasiadas travesuras mientras crece. Sin embargo, en la actualidad, el "hombre de la bolsa" suele atemorizar a los mayores. Pero en este caso no se trata de un homínido secuestrador de niños, sino de caballeros trajeados que circulan por la city porteña comprando y vendiendo acciones al mejor postor. El Mercado de Valores es el mar de adrenalina en el que día a día se sumergen estos hombres que, para el común de la gente, representan a esa entidad fantamagórica que es el "mercado".
Sí, definitivamente la tierra de las finanzas está llena de hombres, y una gran mayoría de ellos provienen del campo de la economía. Por eso Liliana Gysin es doblemente rara en la arena bursátil: es mujer y matemática. Pero ella considera que esa sensación de extrañeza que puede producir su presencia -por fémina y científica- en el ámbito de las finanzas, poco a poco va desapareciendo. Tanto las damas como quienes provienen de las llamadas "ciencias duras" van hallando puestos estratégicos en los mercados de valores de todo el mundo. Esta es la tendencia que Gysin, egresada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA, ha comenzado a observar en los últimos años.
Letras y números
La imagen de esta "mujer de la bolsa" no atemoriza, se ve firme y a la vez dócil. Su vestimenta y el escaso maquillaje que hay sobre su rostro marcan un estilo sobrio, que se acentúa cuando su voz se dispone a desandar el recorrido que la llevó hasta esa oficina luminosa del Instituto Argentino de Mercado de Capitales (IAMC), en donde se desempeña como asesora de riesgo.
Mientras enciende un cigarrillo, sus ojos celestes miran hacia adentro y hacia el pasado para recordar a una de las personas que más la marcaron en su paso por la facultad y por quien aún siente una gran admiración: el profesor emérito de la UBA Luis Santaló. "Es quizás uno de los pocos grandes matemáticos que yo conocí más de cerca, y tenía esto que tienen casi todos los grandes, que es esa humildad, ese sentarse al lado del estudiante, y plantearte algún problema para estimularte a resolverlo como si él no supiera cómo hacerlo. Después te dabas cuenta de que a él le había salido mucho antes, pero no importaba, esa era su forma sencilla y humilde de ayudarte a aprender", rememora la profesora de matemáticas.
Cuando finalizó el secundario, a principios de los años ´70, Gysin ya tenía cierta orientación vocacional hacia las matemáticas, y fue su hermano, estudiante de química en aquel momento, quien la condujo hasta la puerta de la FCEyN, donde haría primero el profesorado de matemáticas. Luego de casarse, y mientras criaba a sus tres hijos junto a su esposo, continuaría con la licenciatura y el doctorado.
Aparte de su afición por los números, la asesora de riesgo desde muy joven cultivó su amor por las letras -como lectora y como escritora-, algo que le permite no sólo poder escribir material bibliográfico sobre la enseñanza de las matemáticas, sino también poesías de vez en cuando. De hecho, Gysin pasó la segunda mitad de la década del ´90 dedicada a redactar material pedagógico y didáctico en el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación, luego de que saliera la Ley Federal de Educación.
Algo de historia
Para hacer honor a la verdad, habría que decir que la relación de Gysin con los quehaceres financieros comenzó en su más tierna infancia, cuando observaba el trajinar acelerado de su padre, agente de bolsa, quien la inició, casi sin darse cuenta, en el métier de la compra y venta de acciones.
Pero fue recién al regresar de Alemania, a mediados del año ´92, luego de una estadía de más de dos años en Europa, cuando ella empezó a realizar trabajos de asesoría para el Mercado de Valores local, lo que no le impidió continuar desempeñando una de las tareas que más placer le dan: la docencia. "A mi me gusta muchísimo dar clases, cuando estaba en Alemania, era lo que más extrañaba de Argentina".
Mientras su marido -físico- realizaba su post-doctorado en Bonn y sus hijos iban a la escuela, Gysin tomaba clases, daba conferencias, seminarios y realizaba trabajos de investigación. Aquellos años en tierras germanas marcaron profundamente a toda la familia, no sólo porque tuvieron la posibilidad de relacionarse con personas de diversas culturas, sino porque estuvieron en el momento y en el lugar justos para poder presenciar uno de los hechos que cambiarían la historia de la humanidad: "Fue una experiencia muy interesante porque fue justo cuando cayó el Muro de Berlín. Se notaba esa mezcla de miedo que tenían algunos, los que estaban de acuerdo y los que no". El mundo, entonces, abandonaba su geografía bipolar mientras algunos profetas del Tercer Milenio decretaban el fin de la Historia.
Por el camino del borracho
Cuando un borracho va a dar un paso no se acuerda cómo dio el paso anterior. Esa misma carencia de "historia" reciente es lo que de alguna manera define el proceso estocástico. Este tipo de procesos juegan un papel fundamental en cualquier tema de aplicación donde sea necesario considerar modelos matemáticos que tomen en cuenta factores aleatorios, porque es una técnica de análisis de datos que predice resultados en base a probabilidades. "Las variables aleatorias tienen suficiente información ellas como para no necesitar saber su historia, por eso se llama ‘el camino del borracho’ a este tipo de cálculos muy útiles para utilizar en el mercado de capitales". Gysin destaca a los modelos estocásticos como una de las herramientas más potentes que tiene un matemático a la hora de ingresar en el terreno de las finanzas.
Si bien esta parece una zona fértil para los científicos, también se trata de algo completamente diferente a lo que una persona egresada de la FCEyN se puede imaginar como investigación aplicada. "Los tiempos de trabajo son distintos, en la facultad vos te manejás con tus tiempos: lees, buscas, te equivocas, es algo que vos manejas en función de las ganas, no es que trabajes menos o más, pero vos manejas el ritmo. Acá el ritmo te viene impuesto desde afuera". El tema del manejo del tiempo es una de las grandes diferencias que Gysin puede observar entre el trabajo académico y el que realiza en el Mercado de Valores. La rapidez es uno de los requisitos diarios para actuar en el ámbito bursátil. Otra de las cuestiones que la matemática destaca es el problema comunicativo, los interlocutores en la city no suelen ser científicos, y si lo son, provienen de las ciencias económicas. "La primera vez que me senté a charlar con un economista me parecía que era un chanta, que no me estaba diciendo nada. Eso me pasó en el ministerio también, después uno tiene que aprender a escuchar, porque hablan de otra forma. Te lleva mucho tiempo poder empezar a entenderte con el otro", advierte Gysin, quien con años de práctica ha logrado desarrollar nuevas aptitudes para el diálogo, y aclara: "No se trata de que un lenguaje sea mejor que el otro, sino de que son diferentes. Uno va adaptando su lenguaje a un lenguaje grupal, pero es un aprendizaje muy interesante".