Facultad de Ciencias Exactas y Naturales - FCEyN

Universidad de Buenos Aires - UBA

Subsecretaría de Graduados y Asuntos Profesionales - SGAP

El otro perfil

María Victoria Canullo
La "Ingeniera" de la FCEyN
por Guillermo Mattei (SGAP-SEGBE-FCEyN, julio 2002)

Mediados de la década de los ’90. Entre las cuerdas vibrantes y los láseres del Laboratorio de Enseñanza de Ondas del Departamento de Física de la FCEyN, la docente auxiliar María Victoria Canullo no pasa desapercibida. Seguridad, conocimientos y una promesa de gran futuro académico. Sin embargo, con esa misma seguridad que la caracterizaba y con todas las cartas a su favor, logró tomar una decisión trascendental: optar por un camino profesional no tradicional para un físico. Hoy Vicky está instalada en Puerto Madryn y ocupa un cargo clave en la Gerencia de Investigación y Desarrollo de Aluar. Entre fundiciones y coladas de aluminio, la "Ingeniera" (así se dirigen a ella) María Victoria Canullo no pasa desapercibida. Seguridad, conocimientos y un gran presente profesional.

María Victoria Canullo

Por María Victoria Canullo.

Corría el año 1996. Estaba terminando mi tesis doctoral en "Transporte térmico en el plasma solar" en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (UBA-CONICET) cuando, leyendo el diario La Nación, vi un aviso misterioso solicitando "físicos, químicos o ingenieros para radicarse en importante compañía en el interior del país". El aviso no indicaba el nombre o rubro de la compañía ni la localidad donde estaba, pero me llamó tanto la atención ver un aviso buscando físicos que decidí escribir sólo por curiosidad. En ese momento tenía una beca de Perfeccionamiento en Investigación de CONICET. Pasado un mes, sonó el teléfono y del otro lado la psicóloga de la compañía me invitaba a una entrevista. Para hacer la historia más breve, pasé varias entrevistas hasta que me revelaron el lugar y la compañía. Se trataba de la única productora de aluminio primario del país -Aluar Aluminio Argentino- radicada en la ciudad de Puerto Madryn, en Chubut, la Patagonia. En el interín fui a presentar un paper en un congreso en la Universidad de St. Andrews, en Escocia, desde donde recibí la noticia de la oferta en firme para el puesto. ĦLa condición era mudarme en unos quince días! Luego de la invalorable comprensión de mi director de tesis y de mi nuevo jefe, acepté el desafío, bajo la condición de poder terminar mi tesis a distancia, lo que concreté en abril del 1997.

żDe qué se trataba el trabajo? Mi cargo actual en la empresa es el de Ingeniera de Procesos en la Fundición. Eso significa que, dentro del Departamento de Metalurgia de la Gerencia de Investigación y Desarrollo de la empresa, me ocupo de temas tan variados como el desarrollo de nuevos productos (que incluye evaluación de nuevas aleaciones), ingeniería de equipos de solidificación y colada de aluminio, asistencia técnica interna y a los clientes, entre otras cosas.

El cambio fue realmente muy grande. Del ambiente académico de la Facultad pasé sin anestesia a un ámbito que, si bien posee un departamento dedicado a aspectos de investigación en metalurgia, requiere un trabajo muy importante en planta, concretamente en las fundiciones, donde ocurre el proceso de solidificación del aluminio. Para dar una idea de lo que fue mi primer año allí, hay que situarse en una planta con unos novecientos empleados entre los cuales había menos de tres mujeres en tareas relacionadas directamente con la producción. Una mujer, en ese ámbito, no pasaba desapercibida, especialmente vistiendo casco, anteojos y zapatos de seguridad.

Nuestro departamento tiene actualmetne diez personas, de las cuales seis son profesionales y tres de ellos, incluyendo a su jefe, son físicos. Mis compañeros, de varios puntos del país, han sido un gran apoyo para que mi formación específica en metalurgia avanzara rápidamente. Es importante destacar que la formación doctoral, no importa en qué disciplina específica, es muy valorada en la industria ya que garantiza independencia y creatividad para resolver problemas.

Trabajo en el mismo departamento desde hace más de cinco años y puedo decir que este trabajo me enseñó no solamente metalurgia, sino a crecer en mis posibilidades laborales y sociales. El hecho de relacionarse con gente con una formación más ingenieril y trabajar en un ámbito donde no se cuenta con demasiado tiempo para resolver los problemas, da una gran flexibilidad y apertura mental.

Puerto Madryn es hoy una ciudad de 60000 habitantes, conocida por las ballenas que nos visitan todos los años en las tranquilas aguas del Golfo Nuevo. El entorno natural es una gran ventaja a la hora de comparar la vida stressante de las grandes ciudades.

Una vez establecida en esta ciudad no quise dejar de realizar alguna contribución a la divulgación científica durante mi tiempo libre. Es así que, con un grupo de voluntarios, creamos una sociedad llamada Magic Penny Patagonia (inspirada en una sociedad similar inglesa), que fomenta la enseñanza de la ciencia -en especial de la física, matemática, ingeniería y diseño- mendiante la "experimentación con las manos". Creamos una página web donde publicamos los trabajos llevados a cabo con escuelas locales y rurales de Chubut (www.magicpenny.org). Por supuesto, el cielo limpio de la Patagonia me ayuda a seguir estando cerca de la astrofísica, pero mirándola desde otro ángulo.

Volviendo al tema del trabajo, ciertamente no lamento mi decisión. En el ámbito de la investigación, tenía una oferta para trabajar en temas asociados a los plasmas solares en la Universidad de Berna, en Suiza., pero sólo por un año, y las perspectivas de ingresar a la carrera de CONICET eran difusas en el ´97. Por el contrario, la oferta del trabajo en Aluar era de caracter permanente. Ciertamente, esto pesó en mi decisión ya que no abundaban las oportunidades en la industria.

Puerto Madryn, julio de 2002.

María Victoria Canullo

María Victoria Canullo

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Ultima actualización: 3 de julio de 2002
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